Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Hay que leer con cuidado la advertencia del expresidente Andrés Manuel López Obrador: sólo volvería a las calles si se trata de defender la democracia, apoyar a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo o responder a circunstancias que exijan proteger la soberanía nacional.
Por supuesto, en la aseveración que hizo en el video con el que presentó su libro Grandeza, desde su finca La Chingada en Palenque, Chiapas, hay una muestra clara del nacionalismo que AMLO siempre ha demostrado.
La congruencia y ser consecuente son los valores que ha mostrado, desde muy temprano en su vida, el tabasqueño.
Las tres circunstancias que lo harían dejar la jubilación y salir nuevamente a las calles, desde donde construyó su movimiento, a través de la exacerbación del malestar popular y con su propuesta de transformación, tiene varios destinatarios y algunos más claros que otros.
Primero: dijo el expresidente que tomaría nuevamente las calles “si atentaran contra la democracia, como lo hacían antes, cuando hacían los grandes fraudes, los oligarcas, los corruptos, para que el gobierno estuviese a su servicio y eso ya no se puede permitir de ninguna manera”.
El destinatario más evidente, sin duda, es el oligarca, usurero y deudor fiscal Ricardo Benjamín Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, quien ha continuado con su aviesa pretensión de lanzarse como candidato a la Presidencia, y para la cual el Partido Acción Nacional (PAN), exhibiendo su debilidad ideológica y su pobreza intelectual, le hace el juego.
Y es que la única posibilidad que tendría Salinas de obtener alguna votación nutrida, aunque insuficiente para ganar, sería con un fraude y comprando los votos.
De todas formas, tiene el llamado “Tío Richi” un desprecio popular tan fuerte y arraigado, que su sola presencia causa náuseas a las masas.
Ahí está la advertencia de López Obrador.
La segunda causa, sería para defender a la presidenta Sheinbaum, si la acosan o si hay visos de un golpe de Estado, aunque también aclara que, afortunadamente, “eso no creo que pase”.
“Saldría (a las calles) también para defenderla a ella, si hay intentos de golpe de Estado, si la acosan, entonces sí jalo”, sentenció.
Afortunadamente, el aval ciudadano de la presidenta Claudia Sheinbaum es fuerte y eso le da solidez. Ganó la presidencia con 60 por ciento de los votos y su apoyo popular ha crecido, de acuerdo con distintas mediciones, hasta 70 y 75 por ciento, a pesar de las campañas negras de desprestigio de la derecha. Su Presidencia es firme, sólida y fuerte.
Sheinbaum ha dado muestras sobradas de su solidez y capacidad de decisiones y la más reciente fue la sustitución de Alejandro Gertz Manero al frente de la Fiscalía General de la República (FGR).
La presidenta supo esperar y, a poco más de un año de comenzar su mandato, ha sabido sacudirse a quien resultó un lastre en una de las instituciones indispensables del Estado, para fortalecer además su Estrategia Nacional de Seguridad, pues el ahora casi seguro embajador de México en Alemania se exhibió con los meses en el engrane que se barría y que obstaculizaba la procuración de justicia.
De ese tamaño es la fuerza de Sheinbaum de la que nadie duda, ni siquiera la rabiosa oposición.
Y la tercera es contundentemente nacionalista y tiene que ver con las vociferaciones de un sector de la oposición y sus voceros, que han pedido, en clara traición a la patria, una intervención extranjera.
AMLO está jubilado, como dice.
Está, efectivamente retirado sin simulaciones.
Pero nunca está de más, desde la potencia de su voz, respaldar con lealtad al país, a la presidenta y a sus instituciones.
@Alvaro_Rmz_V