Prensa y poder, la difícil convivencia

Prensa y poder, la difícil convivencia
Fernando Maldonado
Parabólica Periodistas

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado

Nunca como antes la actividad periodística había estado bajo escrutinio por la influencia y notoriedad que cobró con el paso de los años. De quienes han ejercido, su compromiso ético y rigor depende la calidad y cantidad de lectores, seguidores en redes sociales y escuchas.

Por encima de ese debate sobre la pertinencia de quienes generamos contenidos para diarios, radio, TV o redes sociales, en una sociedad compleja como la que vivimos todos, el Estado está obligado a tutelar el desarrollo y la dinámica en la esfera mediática porque tarde que temprano se necesitarán para socializar diversas actividades, desde las campañas preventivas de salud, seguridad y educación, por ejemplo.

Pero también requerirán validar toma de decisiones en materia de política pública que tienen repercusiones en las distintas esferas sociales. En un sentido más profundo y hasta filosófico, la clase gobernante está obligada a estimular una prensa crítica y equilibrada porque de los contenidos que se lancen a través de las plataformas que se requiera es como se siembra para la cosecha de criterios más informados y maduros.

Es bajo esa lógica que se construye una sociedad más justa y tolerante, lejos de la falsa información, la desinformación y el rumor que nubla criterios y envenena a los consumidores con propósitos de polarización y de división entre iguales: amigos, vecinos y hasta familiares.

Criminalizar y perseguir a periodistas por su actividad profesional nos muestra el peor rostro de los gobiernos, principalmente los de corte autoritario. Un ejemplo de cómo se ha buscado silenciar en Puebla a esa prensa insumisa fue durante el mandato de Rafael Moreno Valle que buscó mediante la asfixia financiera extinguir a quien consideró enemigos, que no fueron pocos.

En otros casos se les espió, escudriñó y acosó mediante agentes de la Procuraduría General de Justicia. El amedrentamiento en contra de los informadores que no se plegaron al gobierno en el sexenio de 2011 a 2017 fue sistemático y hasta ofensivo, como fue el caso de quien esto escribe.

El acoso digital de la época también fue la constante, salvo que no vino de usuarios anónimos sino de quien con rostro y apellido estuvo detrás de esos ataques. Se trataba de un siniestro personaje como Marcelo García Almaguer que luego se quiso colar sin fortuna al gobierno de Alejandro Armenta.

Al momento de redactar esta columna se debe estar produciendo la primera mesa de trabajo entre quienes forman parte del poder Legislativo y un conjunto de informadores que cubren la fuente para pulsar el ánimo que existe respecto de la entrada en vigor de la Ley Antiasedio y que sin rubor alguno, fue presentada en redes por quienes han ejercido libertinaje obsceno como la #LeyCensura.

En los próximos días habrá otras reuniones con periodistas que todos los días ofrecen contenidos a sus audiencias. La presidenta del Congreso, Laura Artemisa actuó con rapidez para atender la convocatoria que el gobernador Armenta formuló apenas el domingo pasado para la realización de foros de consulta.

Es pertinente que la convocatoria se extienda también a quienes desde el cubículo universitario y la academia se hacen estudios valiosos para entender ese ecosistema complejo en donde están obligados a la convivencia mutua los periodistas y el poder público.

 

@FerMaldonadoMX