Fiscal a prueba

Fiscal a prueba
Fernando Maldonado
Fiscalía de Puebla

Parablica escribe Fernando Maldonado

La pregunta que no ha sido respondida tras la limpia que Idamis Pastor Betancourt hizo en la Fiscalía General del Estado es si ¿se consiguió cerrar la puerta a un grupo delictivo que ha sobrevivido al paso de los años que comenzó con la gestión de Felipe Calderón: la Familia Michoacana?.

Se trata de un tema que corre en paralelo a la ola de extorsiones que un grupo de fiscales traídos del Estado de México desató en los últimos meses para convertir en un negocio redondo las carpetas de investigación en las que se armaron verdaderos chalecos a la medida de la víctima convertida en blanco prioritario.

Hace meses que entre los agentes ministeriales que realizan trabajo de investigación en diversas áreas especializadas corría la voz en el sentido de que los servidores públicos que la titular del edificio central que se ubica en el bulevar 5 de Mayo y 31 Oriente importó de territorio mexiquense había colocado en primer plano actividades delictivas al amparo de la charola.

“Solo llegaron a extorsionar. La prioridad son los cateos por cualquier delito, se siembran drogas en bares, casas o cualquier inmueble que sea sospechoso. El cobro por levantar y el aseguramiento es un negocio redondo. No se esclarecen homicidios y tampoco se investiga sobre personas desaparecidas”, confió al autor de la columna una fuente acreditada desde el edificio central de la Fiscalía General del Estado.

Dos perfiles llegaron a disputar el control de la Fiscalía y, según lo narrado, llegaron a dividir el estado para desplegar sus operaciones. El ex fiscal de Investigación Regional y el de Investigación Metropolitana. Son a quienes ubican como los responsables del grupo delictivo michoacano encontrara la puerta abierta.

Dos de los recién nombrados fiscales deberán entregar resultados si es que Pastor Betancourt pretende recuperar la confianza que se le depositó cuando asumió la responsabilidad de conducir un órgano autónomo y el margen suficiente que le permitió nombrar a un conjunto de funcionarios que en tan breve tiempo revivieron el sombrío periodo de Arturo ‘El Negro’ Durazo Moreno y Francisco Sahagún Baca, jefe de la Policía del DF y director de la federal de Seguridad, respectivamente.

Se trata del abogado Fredy Erazo Juárez, que llegó del Poder Judicial del Estado ni mas ni menos que a la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Alta Incidencia, así como Rubén Alberto Curiel Tejeda, en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción. Por la naturaleza de las evidencias dejadas a su paso, los ex servidores públicos deberán ser seguidos con lupa.

De la capacidad investigadora, recopilación de elementos de prueba, trabajo de inteligencia y determinación para ofrecer resultados satisfactorios dependerá que la Fiscal Idamis Pastor Betancourt se legitime en el desempeño frente una ola especulativa que ya la hacía fuera de la institución.

Hace dos días a un abogado litigante que desahogaba una diligencia en una mesa de Ministerio Público se le dijo con seguridad: mañana (miércoles) renuncia la Fiscal. La versión no fue cierta, pero refleja el estado anímico de un órgano autónomo para garantizar la seguridad jurídica en Puebla. Pastor Betancourt tiene poco tiempo y el reloj ya corre sin pausa.