Macho otoñal

Macho otoñal
Fernando Maldonado

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

 

Acostumbrado a la trama, el montaje y a ejercer superioridad y poder frente a las mujeres, Javier Lozano Alarcón, el vocero de la peor expresión política en este país, concluyó que el ataque de un “machín” de nombre Uriel Rivera Martínez en contra de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum fue montaje.

El mas rabioso detractor de la alternancia que vive México lo dijo y sostvo a través de sus redes. El mismo que consideró en todos los foros a Felipe Calderón como el mejor presidente que ha tenido el país y, defensor oficioso, además, de Genaro García Luna, el condenado en una cárcel de Estados Unidos por haberse aliado con cárteles mexicanos mientras era funcionario en el gabinete presidencial.

Lozano Alarcón, el panista y priista queda bien con el exgobernador en Puebla de perfil dictatorial, Rafael Moreno Valle, a quien lisonjeó para provocar que le cayera en las manos la candidatura a la presidencia municipal de la capital en la elección de 2014, que la arrebató Antonio Gali.

No hay manera de justificar la ligereza con la que se conduce este personaje que lo mismo fue empleado de tercer nivel en Puebla durante los gobiernos priistas de Melquiades Morales Flores y de Mario Marín Torres.

Dos expedientes que no han sido documentados con abundancia y que confirman la tendencia de Lozano Alarcón a normalizar el abuso, acoso y violación de las mujeres, lo pintan de cuerpo entero. Uno de ellos lo involucra directamente como galán otoñal, instalado en un modelo patriarcal, machista y misógino.

Un día pretendió “conquistar” por malas artes de una popular conductora de televisión, aún cuando de la voz de ella salió un “no”, que decidió pasar por alto.

Fue un momento de tensión porque de por medio estaba el ego desbordado de un “machirrin” sin camisa, que al igual que el agresor que se propasó con la presidenta de México en el Zócalo de la CDMX, asumió tener derecho de tocar sin autorización expresa.

El otro caso también lo descalifica por completo: la acusación formal en contra de su hijo, Javier Lozano Ponzanelli, quien junto a Gabriel Castañeda Gómez-Mont habría violado a una abogada de nombre Amarande Riojas Orozco el 16 de diciembre de 2016, cuando corría el sexenio del priista Enrique Peña Nieto, a quien Lozano Alarcón también quemaba incienso.

En el video en el que consta la acusación contra Lozano Ponzanelli y Castañeda Gómez-Mont, la presunta víctima expone detalles de la forma en la que supuestamente fue drogada, golpeada y luego abusada por parte de los dos señalados.

La narración es durísima y se instala en un modelo de justicia en la que las víctimas, sobre todo tratándose de mujeres, tienen casi seguro el fracaso por la ausencia de empatía, revictimización y tráfico de influencias para impedir que los depredadores sean llevados a juicio.

Es altamente probable que el vocero de esa expresión rancia en la oposición en el que se convirtió el poblano Javier Lozano no lo haya advertido porque no está en su naturaleza mas que el ego y la patanería. Solo se exhibe como lo que es frente a una realidad que lo tomó por sorpresa, ya sin un argumento inteligente frente a una realidad inasible por sus taras de macho en el otoño.