Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
En mayo del 2024 fue detenida junto a otras seis personas, integrantes de una célula criminal. Al momento de su detención se le encontraron drogas duras, cocaína y cristal, cartuchos útiles de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, inhibidor de señal con catorce antenas y dinero en efectivo con el que quiso sobornar a la autoridad.
Era candidata a diputada suplente por el PRI, había sido funcionaria en el gobierno del panista Eduardo Rivera Pérez y dirigente de distintos órganos del Partido Revolucionario Institucional, bajo el liderazgo de Néstor Camarillo quien dejó ese partido para irse al Movimiento Ciudadano.
Se trata de Tania N. la diputada suplente de Delfina Pozos, la dirigente que sacó la cara por la detenida para concederle la condición de perseguida política.
No obstante, el conjunto de elementos probatorios que tiene a la priista sometida a proceso penal desde que en mayo de 2024 fue detenida por fuerzas federales, según consta en la carpeta de investigación FGEP/CDI/FEISE/EXTORSION-I/000070/2024, volvió a victimizarse.
Lo hizo a través de su cuenta de Facebook la noche de este domingo, lo que hace suponer que desde el encierro ha gozado de facilidades concedidas por custodios, autoridades del penal o por el mercado negro de servicios y productos que prevalece en las cárceles de este país.
“Los invito a ver como se involucra una vez más el poder ejecutivo (sic) para corromper al poder judicial (sic) con la finalidad de ejecutar una orden de aprehensión en mi contra en esta persecución política de la que sigo siendo objeto”, escribió la imputada a quien a medio día de este lunes se le volvió a cumplimentar otra orden de aprehensión.
La publicación tenía al momento de escribir esta entrega más de 50 comentarios de apoyo en esa red social. Ninguno de ellos correspondía a la dirigencia del partido que la catapultó a la esfera pública como titular del Instituto de la Juventud, ni como dirigente del organismo de los jóvenes en el PRI y menos como servidora pública de un gobierno panista, a donde llegó como cuota del tricolor.
Y no sucederá porque en ese partido terminaron por entender que la causa penal no tenía ningún rasgo de consigna o persecución por su condición como candidata suplente a una diputación en la campaña de hace un año, sino porque existía evidencia abundante de los vínculos que la priista mantuvo con una extensión del Cártel Jalisco Nueva Generación.
La certeza para la dirigencia priista no vino de la publicación de los medios que dieron amplia cobertura a la captura de la mujer que aparecía en fotografías al lado de toda clase dirigente, sino de una conversación en corto entre el ex fiscal Gilberto Higuera Bernal y el actual senador de la República y ex líder priista, Néstor Camarillo.
Sin ofrecer detalles de la indagatoria, con la sobriedad que fue característica a su paso por Puebla, Higuera Bernal sugirió en un acto de cortesía, no comprometer una causa política por quien en ese momento reunía todos los elementos para llevarla a proceso penal.
La narrativa del priismo, incluyendo a la combativa Delfina Pozos cambió, la bandera por la defensa de la diputada suplente fue depuesta. Ahí se quedó sola quien ahora se envuelve en ropajes de víctima y perseguida cuando sus réditos políticos no dan mas que para el morbo en redes sociales.
@FerMaldonadoMX
