Máscaras escribe Jesús Olmos
El Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum, ha aceptado tener en el tema de seguridad el mayor de los retos de su sexenio.
Con la nominación de Omar García Harfuch, uno de sus aliados más allegados, la mandataria morenista busca cambiarle el rostro al país que le heredó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La administración 2018-2024, será la que muchos expertos describen como la más violenta de la historia de México, 199 mil 619 homicidios dolosos y 51 mil personas desaparecidas, con 20 mil 162 homicidios registrados solo durante 2024, y con mayo el mes con más víctimas de ese periodo con 2 mil 410 homicidios.
Con la violencia exacerbada en el estado de Sinaloa, la mecha encendida en el estado de Tabasco, los conflictos que se sostienen entre cárteles de Guerrero hasta Jalisco, pasando por Michoacán, y la ola de asesinatos que golpean a Guanajuato, la violencia pareció recrudecerse en muchos lugares del país.
Mientras tanto, entidades como Chiapas, Colima, Morelos, Zacatecas, se mantienen en focos rojos y otras como Tamaulipas, Sonora, Chihuahua, Durango y Veracruz, han logrado salir de la zona roja, pero siguen siendo blanco de atención.
Fue bajo el lema de “abrazos, no balazos” que la estrategia en materia de seguridad se contaminó de política y cualquier decisión tomada durante esa gestión no fue vista sino bajo ese cristal.
El culiacanazo, el ataque a la familia LeBaron, la explosión por una toma clandestina en Tlahuelilpan, Hidalgo, y muchos otros hechos, marcaron a la sociedad y dejaron un sinsabor cuando de inseguridad se habla.
Y aunque no ocultan el panorama negro de los miles de muertos que ha dejado la violencia en el sexenio de López Obrador, también hay que decir que con todo y las cifras, su administración le puso freno a una espiral que crecía y se recrudecía. AMLO puso la primera semilla para comenzar a ver otra realidad, que quienes han decidido dedicarse al negocio de la muerte vean que existe una posibilidad diferente de subsistir.
Es ahí donde, la presidenta ha mantenido la misma ruta, pero con un viraje que no por tenue haya sido menor. Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch, entendieron bien, que la falta de publicidad al combate a la delincuencia, le costó muy caro al Gobierno de México. Que de pasar del “fuego contra fuego” a la aparente inacción, los hizo ver como si fueran cómplices del desdoblamiento criminal en el territorio nacional.
Por ello, Harfuch inició toda una estrategia para dar mayor realce a lo hecho en seguridad, sin perder de vista que es en el combate a las causas donde la 4T puso todas las canicas.
Ahí, el reforzamiento y el aumento del sistema de Pensiones para el Bienestar, cobra mayor sentido. Mientras por un lado se atiende la marginación y la desigualdad, por el otro, se presume mayor inteligencia, mayor capacidad de fuerza y más operativos para inhibir a los delincuentes.
Atención a las causas; consolidación de la Guardia Nacional; fortalecimiento de la inteligencia e investigación; y coordinación con las entidades federativas, junto al no regreso de la “guerra”, son los ejes de la nueva estrategia, cuyo afán es ofrecer una perspectiva de vida diferente a las familias mexicanas que solo ansían la paz.
@Olmosarcos_
