Historias de un joven reportero escribe Gerardo Ruiz
Son al menos ya dos elecciones en las que las dirigencias nacional y estatal del Partido del Trabajo han puesto sobre la mesa la intención de competir de manera individual en los comicios por la alcaldía de Puebla capital.
Para los líderes petistas, su partido tiene las “canicas” para disputar el gobierno municipal de la quinta ciudad más importante del país sin aliarse a Morena, que en los últimos meses ha mostrado un abierto y público desdén hacia el instituto con el que ha caminado hombro a hombro desde la primera elección presidencial en la que Andrés Manuel López Obrador apareció en las boletas.
El PT quiere ocupar la silla vacante que dejó el moribundo PRI en la mesa en la que comen Morena y el PAN.
Lo mismo pasa con Movimiento Ciudadano y el Verde Ecologista.
La chiquillada quiere dejar de serlo.
Pero para eso, el Partido del Trabajo quiere medirse y ver para qué le alcanza.
Para ellos, su partido no merece “las migajas” que le avientan desde la dirigencia nacional morenista que encabezan Andrés Manuel López Beltrán y Luis María Alcalde, quienes son los principales promotores de la ruptura entre con su aliado histórico.
Las vacas sagradas petistas, que encabeza Alberto Anaya, sienten y juran que el PT ya no es aquel partido satélite que merece el desprecio del Movimiento Regeneración Nacional, que –a la vista de todos– es el gran motor que arrastra y empuja al otro frente común Sigamos Haciendo Historia.
Lo sucedido en las elecciones locales en Veracruz, en donde morenistas y petistas tomaron caminos separados, es una muestra clara de que el Partido del Trabajo no está jugando a ‘estirar la liga’ ni bluffeando –en términos del póker– para doblar a Morena y conseguir más candidaturas a diputaciones federales, gubernaturas o alcaldías en el 2027.
No, el PT va en serio y quiere demostrarle al Movimiento Regeneración Nacional que debe de ser visto por debajo del hombro ni tratado con desprecio y soberbía por los dirigentes del partido marrón.
Los resultados en los comicios en Veracruz le dieron –por ahora– la razón al PT.
Y es que el Partido del Trabajo en solitario ganó en 28 de los 212 municipios de la entidad veracruzana.
Pasó de 44 mil 337 votos para ganar apenas en 6 municipios, en 2021, a registrar 373 mil 581 votos y así ganar en casi 30 alcaldías.
Además, con sus votos en solitario alcanzó el 12.25 por ciento del total y se ubicó como la cuarta fuerza política, después de Morena, el Partido Acción Nacional y Movimiento Ciudadano.
“La lección clara que nos deja es que juntos, la coalición puede lograr muchos más éxitos porque la gente pide la unidad. Morena tiene que tratar a sus aliados con respeto y el PT es una fuerza real, sólida. Morena se equivocó”, dijo el coordinador petista en la Cámara de Diputados, Reginaldo Sandoval Flores, encargado del proceso en esa entidad.
Refirió que, además de los ayuntamientos donde la ventaja es clara, su partido está en la pelea de cinco o seis más donde la diferencia es de menos de 200 votos, y se perdieron otros 36 municipios, donde los sufragios del PT pudieron hacer la diferencia en la entidad vecina.
Los números son fríos.
Ahora, el PT quiere replicar este modelo en la elección federal intermedia del 2027, en la que estará en juego la gobernanza y el buen camino de la segunda mitad del sexenio de Claudia Sheinbaum, quien necesita y quiere la mayoría absoluta, como la tiene ahora, en la Cámara de Diputados.
La ruta está clara: Morena le concede las diputaciones federales que quieren o rompen con la alianza que arrasó en el 2024.
La gran interrogante en Puebla es ¿el PT en serio tiene la fuerza, que dice tener, para competir solo en las intermedias del 2027?
Con el arrastre de Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta, el Partido del Trabajo logró ganar en solitario la histórica cifra de 25 ayuntamientos, entre ellos San Martín Texmelucan.
La odisea en el 2027 luce bastante complicada para el PT, pero están dispuestos a arriesgarse como ya lo hicieron en Veracruz, en donde no tenían nada que perder y mucho que ganar, como así sucedió.
Entre los corillos petistas ya se ven peleando en solitario la alcaldía de Puebla sin aliarse a Morena. Entre sus aspirantes más serios están Nora Merino o José Antonio López, quienes podrían dar la batalla aunque difícilmente llegar al Charlie Hall.
El petismo poblano ya se ve en el espejo de Veracruz.
Mientras, la soberbia está cegando a Morena.
Y lo sabemos: la soberbia siempre es una mala consejera.
@GerardoRuizInc