Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Desde que la tragedia anunció los primeros signos aciagos de que vendría una devastación por las lluvias, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo estuvo al tanto e instruyó acciones inmediatas para ayudar a la gente.
Los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) advertían desde la madrugada del 7 de octubre, sobre el riesgo grave de lo que ha terminado siendo una tragedia en la Huasteca, en la que converge en cinco estados: Veracruz, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí y Puebla.
Desde ese día, fueron suspendidas las clases. En Puebla, más de 8 mil planteles educativos cerraron sus puertas, para resguardar a los estudiantes en sus casas. Más de la mitad de los 14 mil 500 planteles, tan sólo en materia pública, suspendieron actividades, como una medida rápida y contundente de las autoridades del gobierno del estado de Puebla.
También se puso en guardia en Puebla, como en el resto de los estados, la Coordinación de Protección Civil, para responder de inmediato, ante los diluvios que arrasaron con todo sobre las riberas, principalmente a quienes desde la pobreza no hallaban otro lugar más que esas maderas para fincar sus hogares.
Hasta el cierre de la edición, más de 70 fallecimientos se habían reportado, pero tampoco han cesado ni un minuto las acciones de rescate, reconstrucción, envío de víveres, maquinaria, insumos y traslado a zonas seguras de las personas en riesgo o que padecían alguna emergencia médica.
Cada día, desde la Mesa de Seguridad en Palacio Nacional, se hace el recuento de los daños, pero también de los avances, de los rescates y del censo que está realizando la Secretaría de Bienestar, para reponer insumos, artículos electrodomésticos y para también reparar casas, en caso de que así pueda hacerse, o reponer las viviendas.
La presidenta ha salido a territorio, desde los primeros días, a mirar de frente a los damnificados e incluso ha tenido que debatir con algunos de ellos, como ocurrió la semana pasada en Poza Rica, con un joven quien, desde la estridencia, pretendía llevar agua a su molino político, pues luego las redes dieron cuenta de que se trataba de un dirigente priista juvenil. En términos periodísticos, un infiltrado que buscaba reventar la reunión que la presidenta tuvo con los verdaderos damnificados.
Sheinbaum, como Alejandro Armenta, en el caso poblano, han salido a mirar a la gente a los ojos y decirles la verdad, sin ocultar nada.
También han sabido hacer compromisos, que cumplirán para que la gente regrese lo más pronto posible a la normalidad de sus vidas.
Hay que decirlo, sin eufemismos, los gobiernos de antes, en casos de desastres naturales, atendían a medias, sin dirección, y siempre con sesgos políticos en la entrega de los apoyos.
Hay que denunciar también que antes los presidentes de la República iban a la zona de los desastres, se tomaban unas fotos, enfundados en sus botas, caminando entre charcos y abrazando a la gente, pero jamás volvían a regresar.
La presidenta ha estado un día sí, y otro también en los cinco estados que están en contingencia.
Claudia Sheinbaum Pardo no simula. Alejandro Armenta tampoco lo hace.
Cuando miran a los ojos, lo hacen con compromiso.
@Alvaro_Rmz_V