El depredador de Cuacnopalan

El depredador de Cuacnopalan
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado 

Quiso la mayoría de cardenales que la Iglesia Católica fuera dirigida por un príncipe de origen estadounidense en la persona de Robert Francis Prevost -León XIV-, sucesor de Francisco el latinoamericano que devolvió la fe a cientos de miles de creyentes por su inclinación por los pobres y los vulnerables. La tarea que espera al elegido no será fácil pues deberá hacer frente a un estigma que ganó la atención en la década de los ’80 y principios del año 2000: la pederastia.

León XIV nació en Chicago en septiembre de 1955, pero 14 años antes en ese mismo mes, nació el sacerdote con quien probablemente se haya conocido el primer caso de abuso sexual masivo en Los Angeles California, Nicolás Aguilar en Cuacnopalan, Puebla a quien la corriente conservadora de la época y el poder público protegió hasta desaparecer impune, no obstante las denuncias que se acumulaban en la Procuraduría General de Justicia y en la Corte Superior de California.

Nicolás Aguilar, confió al autor de la Parabólica un alto funcionario del gobierno de Puebla en 2005, se escondía en Popotlán, un pequeño poblado en Morelos vecino al territorio poblano, marcado por la pobreza, entre hierba seca, calles polvosas, semi vacías por la diáspora migratoria. Un viejo monasterio en un sitio apartado de la pequeña plaza central había servido de escondite de quien los pobladores aseguraban, salía en las mañanas a vender artículos religiosos para ganar unos pesos.        

En una entrevista que la reportera de La Jornada, Sanjuana Martínez obtuvo de Nicolás Aguilar, ya retirado, consideró que las acusaciones de abuso sexual en contra de 90 niños de la época habían sido exageraciones, aún y cuando testimonios por esos años aseguran haberlo descubierto en 1987 en medio de un charco de sangre en la casa parroquial de Cuacnopalan, según las versiones, producto de una orgía en la que había participado con un conjunto de muchachos que luego lo asaltaron.

En México fue protegido por el obispo de Tehuacán en 1985, Norberto Rivera Carrera, nombrado cardenal tres años después, por Juan Pablo II, el jefe de la Iglesia a quien la feligresía de Puebla le tiene particular devoción aún y cuando decidió elevar de rango clerical a quien un año antes había decidido esconder a un criminal como Aguilar enviándolo de Los Angeles California, en donde continuó su conducta depredadora, consentida por otro jerarca, Roger Mahoney.

A largo de toda esa trama una figura secular fue clave para que el pederasta de Cuacnopalan evitara ser llevado a juicio, el ex procurador Rodolfo Igor Archundia que por esa época era agente del Ministerio Público. Quienes conocen usos y costumbres en los sótanos policiacos saben que un MP nunca se manda solo.        

En una publicación de la Universidad Iberoamericana campus Puebla se destacó al obispo agustino por su labor humanitaria y el vínculo estrecho con el sur global. “Hacemos votos porque el pontificado de León XIV continúe con el legado de Francisco en asuntos claves como los derechos humanos, el cuidado de la casa común y la preferencia por los descartados del mundo”.

El pederasta de Cuacnopalan en California en los ’80 no fue el único caso porque en los inicios del 2000, The Boston Globe realizó la más robusta investigación sobre la pederastia con al menos 70 sacerdotes que fueron encubiertos, llevados de parroquia en parroquia, en lo que configuraba un patrón de conducta para esconder a los depredadores como sucedió con Norberto Rivera y Nicolás Aguilar.

Ardua será la tarea para el nuevo Papa, pero no imposible, porque seguro no estará solo.

 

@FerMAldonadoMX