De generalidades está empedrado el camino al infierno

De generalidades está empedrado el camino al infierno
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado 

En cuestión de horas se hará formal la propuesta modificatoria al artículo 480 de la reforma planteada al Código Penal en Puebla que originalmente sanciona con cárcel a quien “insulte, injurie, ofenda, agravie o veje a otra persona con la insistencia necesaria”.

De la ambigüedad formulada en la idea original se llegó a otra: el amago a quien a través de las redes sociales (o la comunicación) cuestionen el desempeño de servidores públicos o clase política; a quienes desde el uso del derecho inalienable a la libertad transmitan una opinión contraria al sistema desde el ecosistema digital.

Era ahí en donde debía haber hurgado el legislativo como apeló la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su mañanera del 24 de junio pasado.

No sólo se trataba de un llamado mesurado a no extralimitarse desde el poder sino a atender un principio básico de la izquierda como el de la libertad.

El llamado de Sheinbaum no sólo debía ser atendible, sino entendible a la luz de un conjunto de ingredientes que solo los legos en la esfera pública ignoran y que fueron subrayados en una entrega anterior.

La presidenta de México encarna todo lo que un machín y conservador detesta de soslayo y exhibe en lo privado: es mujer, es mujer empoderada; posee grados académicos superiores al promedio de los patanes que alimentan el discurso de odio; es la sucesora de Andrés Manuel López Obrador, el político que se empeñó en desmontar los privilegios de la oligarquía; y es judía.

Con ese perfil personal, académico y político, Claudia Sheinbaum ha sido el blanco de todo tipo de ataques, descalificaciones e insultos en redes sociales y medios de información tradicionales, alimentad por la oposición.

El caso más revelador es el del abonero del Ajusco, Ricardo Salinas, que acusó de mentirosa a la presidenta.

Cargar con esos estereotipos y caminar sin perder el rumbo, concentrada en lo que todos los días exige atención sin ningún tipo de concesión dota de autoridad política a quien abiertamente ha sugerido a los gobernadores no promover la censura.

De pasar como está redactada la modificación a una propuesta original que llegó a la Cámara de Diputados desde noviembre pasado, habrán dotado de un nuevo aliento al discurso opositor detrás del cual se esconde también una buena dosis de falsedad.

“Comete el delito de ciberasedio quien, quien a través de las tecnologías y la comunicación o de cualquier espacio digital de forma reiterada o sistemática realice actos de contacto, vigilancia, hostigamiento o intimidación hacia otra persona, con la finalidad de alterar gravemente su vida cotidiana, perturbar su privacidad o dañar o menoscabar su integridad física o emocional”.

Ese párrafo será el origen de una nueva discusión pública por la generalización de los términos de la redacción que claramente no atiende la demanda planteada a por Sheinbaum, pero da rienda suelta a quienes desde el oportunismo han encontrado una ventana de exposición mediática, disfrazados de defensores de la libertad de expresión.

 

@FerMaldonadoMX