La cena del halcón

La cena del halcón
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado 

Como la humedad, el discurso antimexicano del presidente de Estados Unidos, Donald Trump se cuela por las rendijas sociales que un segmento social empecinado en tirar al gobierno de Claudia Sheinbaum abre de manera constante. Es un pasaje de una historia que ya conocemos en el país, y que data de 1864 cuando llegó a tierra mexicana el efímero emperador enviado por Francia, Fernando Maximiliano de Habsburgo.

El detalle no puede pasar por alto porque se tata de la primera vez desde que Trump llegó a la Casa Blanca para un enfundo periodo en que desde el corazón de México se repitió el mismo hilo discursivo planteado por el republicano y hasta se ponderó el nuevo amago por imponer aranceles de 30 por ciento a productos mexicanos que son consumidos en Estados Unidos.

La cena se produjo en un hotel de Polanco el sábado 12 a convocatoria de Larry Rubin, presidente de la American Society en México para darle la bienvenida al “halcón” de la gestión norteamericana, el embajador Ronald Johnson.

Estuvieron los grandes empresarios, miembros de la clase política de los partidos de oposición como Ricardo Anaya, ex candidato presidencial y el dirigente de ese partido político, Jorge Romero, entre otros muchos miembros de la oposición en México.          

Por la exposición a la que están expuestos todos los días, los titulares de emisiones informativas como Joaquín López-Dóriga, Leonardo Curzio, Francisco Zea, Lourdes Mendoza, Mónica Garza y Sergio Sarmiento, entre muchos otros, con todo y smoking y vestidos de noche.

La gala imponía, muy igual a las imágenes aquellas cuando Maximiliano y Carlota fueron recibidos en el país, enviados por la monarquía francesa a imponer un estéril y efímero reinado en una tierra empeñada en ser gobernada por plebeyos.

Un poblano estuvo entre esa nata social, selecta y gregaria: Christian Toledo, ex consejero del Instituto Electoral el Estado y miembro conspicuo de la organización México Republicano, que aspira a convertirse en fuerza política de cara a las elecciones futuras.

“México tiene que cumplir” arengó el presidente de la American Society con el embajador estadounidense de frente y una audiencia perfumada y diversa, en cuyo hilo central está unida por el sentimiento y anhelo por el regreso de los privilegios que se fueron con la llegada de Morena al poder en 2018.

Se refería a las cláusulas que en forma unilateral ha impuesto Trump para condicionar la aplicación de aranceles hasta por 30 por ciento a México tras el “incumplimiento” del gobierno de Sheinbaum para combatir al narcotráfico y el fentanilo.

La convocatoria a la cena de recepción del funcionario estadounidense sucedió unas horas después de que se produjera la nueva amenaza del gobierno norteamericana que ha alentado la narrativa opositora en las últimas horas para intentar socavar al gobierno mexicano. 

No es ninguna novedad que la convocatoria pro norteamericana haya registrado a los perfiles que todos conocen. Sólo confirma que la conducta no es exactamente la más digna cuando en tierra propia los intereses de otro país gobernado por déspotas son los que predominan.

La historia se repite, con Benito Juárez y el general Ignacio Zaragoza en 1862 cuando un grupo de conservadores vieron como los salvadores de sus privilegios a los invasores europeos de los que la historia tiene puntual registro. Al final de la cena aquella todos salieron con el sueño de un futuro promisorio.

 

@FerMaldonadoMX