El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal
Rolando Hernán Cristante Mandarino (16 de septiembre de 1969) es el nuevo técnico del Puebla, no es un mago y, de hecho, llevaba dos años sin dirigir; hasta el momento su carrera como estratega ha estado plagada de momentos ilusionantes y caídas dolorosas, siempre ha dado la impresión de ir de más a menos, incluso parece que se ha perdido mucho en discusiones con árbitros y colegas, pero en su presentación como timonel de la Franja dejó un comentario que habla de autocrítica: “Sabemos en que nos hemos equivocado y trabajamos para ser mejores”. Durante los últimos torneos al Puebla le han faltado muchos ingredientes, pero uno de ellos ha sido la autocrítica por parte de la directiva y de los cuerpos técnicos que han pasado, sobre todo del último que llenó la sala de prensa poblana de justificaciones y de frases bien construidas, pero sin sustento: “Merecimos más”, “nos llegaron una vez y así ganaron con un gol de rebote” (contra León), “este equipo emite sensaciones distintas a las del torneo pasado” y otras por el estilo. Si Cristante Mandarino y su cuerpo técnico verdaderamente tomaron nota de sus errores pasados estarán en condiciones de ayudar a un equipo desesperado.
La otra frase que dejó para analizar fue: “La disposición nunca ha cambiado, entonces no voy a venir a que corran más, yo quiero que jueguen más”. A veces cuando los resultados no se dan, algunos medios de comunicación y muchos aficionados hablan de que los jugadores no le “echan ganas”, que les falta “amor a la playera”, que también “no tienen disposición”, pero en el caso del Puebla del Apertura 2025 esas oraciones carecen de sustento ya que el problema del equipo no es la falta de ganas, sino un mal parado táctico, constantes cambios de alineación y de posiciones que no ayudaron a solidificar sociedades, inconsistencia a la hora de valorar las actuaciones y errores de los jugadores ya que unos a la primera falla eran desterrados de las alineaciones y otros, como Nico Díaz, parecían tener permitidas todas las distracciones. Nunca se trató de dejar de correr, de hecho, ese también fue uno de los problemas del equipo: Un técnico que creía que con dinámica solucionaba la ecuación; de inmediato Hernán Cristante llegó para recordar que esto llamado futbol se trata de jugar.
Una vez que se tiene el diagnóstico habrá que seguir con lupa si el argentino y su cuerpo técnico son capaces de hacer jugar a estos futbolistas, parece que la plantilla poblana es más talentosa que la que tuvieron que remendar los Carbajal, Aristeguieta, Carevic y Chepo de la Torre, pero con ese diagnóstico complementado con la idea de construir una identidad de equipo deberá ser la vara para medir el trabajo de un estratega que ya sabe lo que es pelear por los títulos y también ayudar a estabilizar la tabla de cocientes de distintas escuadras. Si al final del torneo hay una buena cantidad de puntos y además el equipo encontró una forma de juego, una identidad, entonces estaríamos hablando de un buen trabajo por parte de un hombre que necesita resultados positivos para relanzar su carrera como estratega.
Con tampoco tiempo de trabajo es muy difícil sacar conclusiones de la primera puesta en escena, sin embargo, ya hablamos de dos aspectos positivos que generó en lo que podríamos llamar una primera impresión, más allá de que el acuerdo por sólo tres meses signifique otra mancha para la directiva poblana ya que habla de la ausencia total de proyecto y de la desesperación por encontrar mejores resultados. La tabla de cocientes es un buen ejercicio porque no miente y castiga a los equipos que han cometido graves pecados en un lapso continuado de tiempo, eso es lo que sucede en el Puebla: Es cierto, el Grupo del Ajusco nunca ha pensado construir un equipo protagonista, pero contrató a algunos empleados que hicieron muy buenos trabajos, desde Pablo Boy se estabilizó la tabla de cocientes, se dejó de depender del préstamo para armar las plantillas, luego el grupo de inteligencia deportiva fue creativo para hacer rendir un presupuesto limitado y trajo jugadores que estaban en selecciones con límite de edad como Maxi Araújo y Emmanuel Gularte, apostó por un técnico desconocido en México que reanimó a una afición harta, pero esas personas encontraron otros proyectos y se fueron, todavía Ricardo Zayas fue capaz de darle continuidad a las buenas costumbres que se habían dejado, hasta que la falta de inversión hizo más y más difícil el mantenerse en esos lugares.
Se empezó a fallar en la contratación de jugadores, Larcamón se fue tras un manejo poco claro por parte del argentino, Zayas también se fue y la llegada de Gabriel Saucedo como director general fue el principio del fin, un hombre con la confianza administrativa del Ajusco, amparado por la justificación de que no le gusta hablar con la prensa porque los protagonistas son los jugadores y técnicos, ha dejado que toda clase de rumores empañen a la institución, dominado por los prejuicios dejó escapar a los que quedaban y que también empezaban a construir algo para el Puebla como Leopoldo Aguilar Cruz en el femenil; al contrario, trajo a sus hombres de confianza como Albert Espigares en las fuerzas básicas y el hundimiento ha sido total. Los números son claros: 41 derrotas en los últimos 56 partidos del equipo varonil desde la llegada de Gabriel Saucedo a Puebla, 43 en la rama femenil, demuestran el desastre en el que se ha convertido el equipo de la Franja, sin olvidar que para esta campaña varios de los juveniles que llegaron lo hicieron en calidad de préstamo sin opción a compra, es decir, la administración de Gabriel Saucedo tiró por la borda lo que otros hombres del Ajusco habían conseguido.
La forma en la que se da la llegada de Hernán Cristante puede ser vista como otro error administrativo ya que el ex guardameta del Toluca llega con un contrato de sólo tres meses, lo que habla de la falta de un verdadero proyecto deportivo en el Puebla, literalmente el argentino deberá sacar las castañas del fuego para ganarse una oportunidad de seguir al frente, el hecho de que la directiva no haya cedido para que el timonel trajera a sus hombres de confianza también es un error ya que en la mayoría de los equipos cuando hay cambios de estrategas los nuevos entran con su grupo de trabajo y aquí se quiere imponer a auxiliares institucionales lo que no es una buena señal. Hoy el Puebla cuenta con dos preparadores físicos: Gustavo Leombruno, quien llegó para esta campaña, y Mariano Filippi que es el hombre que trae Cristante, llegaron como sus auxiliares los viejos conocidos Joaquín Velázquez y Marco Capetillo, pero siguen Efraín Velarde y Brayan Angulo que trabajaron con Pablo Guede.
Sin olvidar que se cayó en esta situación porque tras un torneo de sólo nueve unidades, de dos ganados y de doce descalabros aun así se le compró un nuevo proyecto deportivo a Guede, trayéndole todo lo que pidió y dejando ir a jugadores viables a los que el hispano- argentino les puso la cruz porque cuestionaban sus métodos o simplemente fallaron en alguna ocasión. ¿Qué pasará si Hernán Cristante entrega buenos resultados, pero a pesar de todo no llegan a un arreglo? Tras tres meses, otra vez el Puebla estará buscando timonel y deberá empezar de cero. De tal manera, la directiva que encabeza Gabriel Saucedo le ha puesto más condiciones a técnicos reputados, con mejores resultados como Chepo de la Torre y Hernán Cristante, de los que le puso a Pablo Guede al que literalmente dejaron deshacer, sin entrar en el femenil donde el desastre ha crecido con un Carlos Adrián Morales sin exigencia por parte de la directiva.
Cristante Mandarino deberá trabajar con estos jugadores jóvenes, que eso sí, tienen más talento que otros que han vestido la playera de la Franja, deberá mostrarles que su dinámica puede generar condiciones positivas, si no sólo corren, sino que piensan, el ex guardameta del Toluca lo definió así: “con cinco o seis toques más para trascender”, porque no sólo se trata de generar al frente, también hay que estar bien parado cuando se pierde la pelota, tal vez uno de los puntos donde falló Guede junto con la táctica fija; el Puebla daba muchos espacios y sufría cuando los rivales lo atacaban a velocidad. Esos cinco o seis toques de los que habló en su presentación, representan madurar la jugada a la ofensiva, mantener el bloque en caso de pérdida y, por lo tanto, tener más opciones de frenar el contraataque rival; sin embargo, esos cinco o seis toques representan mucho trabajo durante la semana, por eso se deberá insistir en que este nuevo cuerpo técnico carece de varita mágica para cambiar la situación de la noche a la mañana, más allá de que ahora cuenta con más material humano para conseguir el cambio.
Otro reto para Hernán Cristante será el de recuperar la confianza de los jugadores jóvenes tras la manera de dirigir de Pablo Guede; justamente ayer en su cuenta de Facebook, el director técnico Rogelio Martínez recordó las palabras de Arsene Wenger en una conferencia en FIFA: “Para mí está muy claro, un entrenador que infunde el miedo a los errores no tiene cabida en el desarrollo de los jugadores jóvenes. Cuando un niño tiene miedo de cometer un error, inmediatamente destruyes su confianza, y con eso, la posibilidad de expresar creatividad. Con demasiada frecuencia, los jugadores jóvenes son apartados, puestos en el banquillo, porque se atrevieron a intentarlo y fracasaron. Esto hace un daño inmenso a largo plazo. Debemos entender que los errores son parte del juego, parte del proceso de aprendizaje. Si queremos que los jugadores alcancen su verdadero potencial, debemos aceptar los errores, permitirles la libertad de intentarlo y guiarlos para adaptarse, nunca castigarlos por ser lo suficientemente valientes como para intentarlo”.
El propio Cristante Mandarino habló al respecto en la rueda de prensa al terminar el partido contra Pumas que se saldó con empate a cero; el timonel valoró el punto conseguido por la disposición de los jugadores debido al poco tiempo de trabajo, dijo que los ve bien físicamente, pero con mucho trabajo por hacer en lo mental, ya que “es una plantilla golpeada” y la calificó como muy competitiva. El empate ante los universitarios se generó tras un partido de pocas aproximaciones, pero donde la receta fue mucho orden, lógica en la alineación, jugadores en su posición, sin inventos y con capacidad de respuesta ya que, tras un inicio complicado con línea de cinco, se dio el ajuste a cuatro defensores y el equipo respondió, incluso ya no sufrió y en el segundo tiempo tuvo una aproximación muy clara que Raúl Castillo desperdició tras una buena diagonal retrasada de Owen González; es un punto valioso que no alcanza para salir del último lugar de la tabla de cocientes (se acercó a cuatro de Santos) o de la general, pero que sirve para dar confianza a la plantilla, demuestra que este equipo con orden puede ser más competitivo, a la espera que otros mecanismos ofensivos vayan apareciendo con más días de trabajo para el nuevo cuerpo técnico.
El panorama luce muy complejo para el Puebla ya que se deberá esperar que la idea del nuevo cuerpo técnico permee en los jugadores y que sean capaces de interpretarla, para ello se necesita de un tiempo del que carece el futbol mexicano; lo que sí se debe reconocer, al menos de primera impresión, es que se apostó por un hombre serio, con una trayectoria impecable como jugador y con destellos como técnico, que en sus trabajos anteriores no ha tratado de vender espejos, todo lo contrario, es frontal y así, de primera impresión tiene como virtud la autocrítica que estuvo ausente los últimos veinticinco partidos al frente del poeta Pablo Guede. De ahí en fuera, serán los resultados los que pongan en su sitio al nuevo timonel de la Franja, esperando, por el bien de la afición y del equipo, que cambie la dinámica de malos resultados que no han podido frenar Ricardo Carbajal, Fernando Aristeguieta, Andrés Carevic, José Manuel de la Torre y Pablo Guede, hasta el momento.