La rebeldía, argumento de presión para firmar

La rebeldía, argumento de presión para firmar
Pepe Gómez
El Blog de Puebla Deportes

El Blog de Puebla Deportes escribe José Manuel Gómez

Con el juego del Salón de la Fama donde los Cargadores de Los Ángeles superaron 34-7 a los Leones de Detroit se abrió el telón de los juegos de pretemporada en la NFL; este jueves se tiene una triple cartelera donde destacan los juegos de los Potros de Indianápolis midiéndose a los Cuervos de Baltimore y los campeones Águilas de Filadelfia enfrentando a los Bengalíes de Cincinnati.

Son los “Volátiles de Pennsylvania” los que estrenarán el trofeo Vince Lombardi en el Kickoff de la temporada 2025 cuando reciban a los Vaqueros de Dallas, un rival divisional en el Este de a Conferencia Nacional, un equipo que comenzó la reestructuración tras la salida del entrenador Mike McCarthy y el ascenso de Brian Schottenheimer al puesto; una organización que sigue lidiando con problemas contractuales tras firmar extensiones a jugadores que no han podido resolver el principal problema de la organización, la ausencia de un campeonato desde 1995.

Los Vaqueros enfrentan una nueva telenovela previo al arranque de una temporada regular, el equipo de la “Estrella Solitaria” ya vivió episodios álgidos en el pasado donde renegoció contratos a jugadores que brillaron de forma individual, como el corredor Ezekiel Elliott o el pasador Dakota Prescott, quien reciente firmó un contrato por cuatro años y 240 millones de dólares, el mejor salario anual de la NFL con 60 millones por campaña, un jugador con talento que no ha podido dar el salto a la hora buena y el equipo se sigue quedando corto de jugar al menos una Final de Conferencia.

En la actualidad el estira y afloja se da con Micah Parsons, el ala defensiva de los Cowboys es un estrella de su posición y lo ha demostrado en sus cuatro temporadas con el equipo texano donde colecciona 52.5 capturas, con un promedio de 14.2 por campaña, suma 172 tacleadas (46.4 por año) y sin duda un factor importante para la presión de los pasadores rivales, aunque no debemos olvidar que viene de su peor registro individual en 2024 y como equipo decepcionaron al ocupar el puesto 31 de la liga con su defensiva, ni que decir el registro de 7 victorias y 10 descalabros, lo que les impidió meterse a la postemporada.

Es cierto que en el análisis del fracaso de la temporada anterior se deben incluir varios factores como la salida del coordinador defensivo Dan Quinn, quien dejó Dallas para dirigir a los Commanders de Washington que se metieron a la final de conferencia donde cayeron ante las Águilas de Filadelfia, la lesión de Dak Prescott a la ofensiva y las malas decisiones compartidas entre la gerencia y el staff de coacheo, también deben entrar en las variables del mal año para un equipo que sumaba tres campañas consecutivas jugando playoffs.

Pero cómo exigir una extensión de contrato a un equipo tras vivir una campaña desastrosa, cuando además se especula que Micah Parsons desea negociar un convenio muy lucrativo cobrando 42 millones de dólares por campaña, y un alto precio de 200 millones garantizados por la firma que lo convertirían en el mejor pagado de su posición; por encima de los acuerdos conseguidos por TJ Watt con los Acereros de Pittsburgh (41 millones por año) y Myles Garrett (40 millones por año) con los Browns de Cleveland.

Micah al ver estancadas las negociaciones con Jerry Jones y la organización decidió pedir su canje previo al arranque de la campaña, no han existido reuniones con su representante y el tiempo corre rumbo al duelo de la semana 1 que se disputará el próximo jueves 4 de septiembre ante las Águilas de Filadelfia y donde se presume no se presentará el estrella defensivo; es cierto que los jugadores están en su derecho de pelear por un salario justo y sobre todo si son dominantes en su posición, pero que tanto la liga ha permitido los altos costos en los contratos, inflando el mercado y dejando crecer actitudes que podrían considerarse un chantaje para poder estampar una firma que no garantiza el éxito de las franquicias.

Sobre todo podría ser cuestionable en jugadores que no han sido de impacto para cambiar la historia de sus equipos en el tema de éxitos colectivos, esos que se ven reflejados en las vitrinas y para ejemplo podríamos citar al pasador Deshaun Watson, quien provocó que los Texanos de Houston y los Browns de Cleveland desembolsarán grandes sumas de dinero en contratos que no se cumplieron y que no rindieron frutos a las organizaciones, resultando un auténtico fraude, los de Ohio lo signaron con un acuerdo por cinco años y 230 millones de dólares.

En la actual NFL tenemos varios ejemplos de rebeldía para arrancar una campaña, algunos con mayores motivos como el tackle Chris Jones y los Jefes de Kansas City; el estrella defensiva forcejeo su convenio previo a arrancar la campaña de 2023 al no presentarse al primer juego ante los Leones de Detroit, aquellos Chiefs estrenaban el trofeo conseguido en el Super Bowl LVII donde vencieron 38-35 a las Águilas de Filadelfia y decidieron pagar lo desquitado con creces por un elemento clave en la consecución del Vince Lombardi.

En aquel momento Chris Jones aceptó jugar con un contrato reestructurado por un año, los Jefes se apuntaron el Super Bowl LVIII donde vencieron 25-22 en tiempo extra a los 49ers de San Francisco y previo al arranque del curso 2024, el jugador defensivo firmó un acuerdo por cinco años y 95 millones de dólares garantizados; bien desquitado el salario para un jugador fundamental en la consecución de tres trofeos Vince Lombardi en cinco viajes de la franquicia al “Juego Grande”.

Los Jefes pagaron por resultados que se vieron reflejados en éxitos colectivos, mientras otros equipos siguen firmando contratos fuertes para jugadores que dejan buenos números, pero todavía no colaboran con citas importantes y en ese sentido ya veremos cómo resulta el convenio de los Bills de Buffalo con el pasador Josh Allen, quien signó un jugoso acuerdo por seis años y 330 millones de dólares, 250 garantizados.

Los 49ers de San Francisco también hicieron lo propio al firmar una extensión por el quarterback Brock Purdy, convenio por cinco años y 265 millones de dólares, 181 millones garantizados; cabe señalar que el equipo gambusino también ha sufrido presiones en años consecutivos por elementos defensivos como Nick Bosa y Trent Williams, por ello se adelantaron a negociar con Fred Warner.

Cuando uno compara las cantidades que se firman por mariscales de campo y jugadores defensivas, podríamos considerar excesiva la cifra manejada por el entorno de Micah Parsons, es reconocible el talento que ostenta, pero no se nota muy congruente con el mercado y con los pobres resultados de un equipo que se ha llenado de egos en un vestuario mal manejado desde la gerencia, desde su propietario.

 

@jomanuelgh