El patio de recreo de los visitantes

El patio de recreo de los visitantes
Antonio Abascal
El Blog de Puebla Deportes

El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal

Si este experimento poblano de jugar con jóvenes, subrayar la dinámica y la velocidad se produjera con un club estable en la tabla de cocientes, como lo fue hace no mucho tiempo, podría ser aceptable; pero, tal parece que su técnico, Pablo Guede no se ha enterado de la situación institucional en los últimos lugares de esa tabla y arrastrando tres torneos muy malos; el hispano-argentino no se ha dado cuenta de que la afición ya no está para derrotas honrosas o lo que es peor encontró una justificación para quedarse en un club en el cual no ha podido entregar resultados: Los números son fríos, dos ganados, tres empates y trece derrotas en dieciocho partidos bajo su mando, una nula capacidad de autocrítica tras la derrota ante un rival directo en la tabla de cocientes como el Atlas buscando aliarse con las sensaciones y alejado de un verdadero análisis: Por qué cambió a los carrileros de lado al iniciar el segundo tiempo si Alejandro Organista había generado peligro por la derecha, cayendo en contradicciones al valorar el juego de Miguel Ramírez y Luis Gabriel Rey en el mediocampo cuando en la práctica fueron los primeros sustituidos y minimizando los errores de marcación en la táctica fija.

Es cierto, la presentación poblana en el Apertura 2025 fue vistosa, mostró mucha dinámica y hasta fue atrevido en el primer tiempo, pero defensivamente pasó muchos problemas, sobre todo cuando los Rojinegros atacaban la espalda de Pachuca y de Fedorco, con un Walter Portales que quedó a deber por el lado izquierdo y con Jesús Rivas metido como central por derecha; fue un partido roto, sin mediocampo, un correcalles donde las mejores intenciones poblanas se notaron en el primer tiempo, porque Organista ayudó a la ofensiva, porque Edgar Guerra anduvo suelto y fue peligroso, mientras que Ramírez y Rey se mostraron con la dinámica que le gusta a su técnico; el Atlas golpeó en la táctica fija para anotar el primer gol del torneo a través de Gaddi Aguirre quien entró como Pedro por su casa en el hueco entre Pachuca y Rey, pero el Puebla respondió con un golazo en un balón que fue a rescatar al fondo de la banda izquierda Esteban Lozano para apoyarse en Portales (la única que decidió bien) al encontrar a Owen González quien salió del área para dar un balón a Luis Gabriel Rey quien tuvo la virtud de la paciencia para no buscar el disparo sino encontrar al mejor ubicado que era Organista quien lanzó a Edgar Guerra para que este ante la salida de Ramos mandara la diagonal que empujó Lozano, el jugador que había iniciado la jugada rescatando un balón que parecía perdido.

Los que siguieron fueron buenos minutos para la Franja porque creció la confianza, Edgar Guerra sacó un disparo al travesaño tras bajar un cambio de juego de Luis Gabriel Rey y ya no había noticias del Atlas a la ofensiva; Ramírez iba y venía, Organista seguía generando por la derecha, Owen González no tenía la claridad de los anteriores, pero buscaba participar con un Edgar Guerra muy activo; el problema vino cuando se acabó el primer tiempo porque tras el paso por los vestuarios, Guede movió de lado a sus carrileros y ahí acabó con las sociedades que ya estaban produciendo, Organista no estuvo cómodo por izquierda y Portales tampoco pesó por derecha; una vez que los tapatíos se pusieron al frente de forma tempranera, la situación empeoró con los cambios ya que Ramírez y Rey dejaron su lugar a Franco Moyano y Pablo Gamarra (recién llegado en la semana y con tres entrenamientos a cuestas) y esa dinámica que el propio Guede ponderó se fue por la borda, el argentino y el paraguayo, piezas pedidas por el timonel no pudieron ganar el mediocampo, a diferencia del primer lapso, Atlas controló mejor, pesó Aldo Rocha y los contragolpes rojinegros se produjeron con sensación de peligro a través de un jugador joven quien debutaba en Primera División como Sergio Hernández quien se convirtió en una pesadilla para la defensiva poblana.

Al minuto setenta, los rojinegros cobraron en corto un tiro de esquina, Diego González ejecutó en corto para Gustavo Ferrareis (ex de la Franja) quien recibió completamente solo, así que devolvió a González quien sin presión mandó otro centro medido (ya había enviado el del primer gol de su equipo) para que Adrián Mora le ganara a José Rodrigo Pachuca para picar su remate y decretar el 1-3 en el marcador; es cierto, el Puebla reaccionó y fue al frente, Lozano tuvo un disparo peligroso al ingresar al área y luego, Edgar Guerra cruzó para hacer el segundo tanto local, pero ya era tarde. Emiliano Gómez había entrado muy cargado a la banda izquierda y poco produjo, Ricardo Marín ingresó para juntar delanteros y su participación fue anecdótica al abanicar un balón del propio Gómez, pero luego metió el cuerpo para que Guerra pudiera quitarse a un adversario y disparar cruzado en el gol camotero, pero los minutos finales fueron de ímpetu sin idea para los de casa y el Atlas congeló la reposición del árbitro Mario Terrazas.

La derrota significa caer ante un rival directo en la tabla de cocientes lo que se conjuga con el empate del hermano Mazatlán (próximo rival) y el triunfo de Santos Laguna lo que deja hundido al Puebla en el último lugar de la tabla de cocientes, recordando que al equipo que ahora dirige Robert Dante Siboldi arranca de cero debido a que pagó la multa más alta. Pero, además, el descalabro ante el Atlas significa otro más en el Estadio Cuauhtémoc que se ha convertido en el patio de recreo de los visitantes (en ambas ramas, varonil y femenil); la derrota ante Atlas es la décimo octava en los últimos veintisiete partidos jugados en el inmueble dos veces y olímpico: En el triste Clausura 2024 sólo se ganó un juego, a cambio de dos empates y seis derrotas, en el Apertura 2024 se registraron tres triunfos, un empate y cinco descalabros y en el Clausura 2025 bajo la dirección de Pablo Guede sólo fue un triunfo, un empate y seis derrotas. Si sumamos la primera del Apertura 2025, los números indican cinco triunfos (tres bajo la dirección de José Manuel de la Torre), cuatro empates y dieciocho descalabros, en estos veintisiete partidos el público poblano sólo ha festejado 31 goles de su equipo y ha sufrido 49 goles en contra para una diferencia de -18.

Un dicho popular afirma que el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones, el nuevo director deportivo del club, Rafael “Chiquis” García tiene buenas intenciones y por ello logró una pretemporada tersa, de acuerdo a las peticiones del entrenador: Pidió jugadores jóvenes para hacer un futbol dinámico y llegaron futbolistas de otras canteras que han demostrado condiciones y que requieren de minutos para terminar de explotar: Se fueron doce jugadores y llegaron doce, incluyendo el paraguayo Pablo Gamarra quien llegó la semana pasada y que fue el único que no tuvo trabajo de pretemporada, otro objetivo que cumplió el director deportivo para que el técnico trabajara con la mayoría del plantel durante ese lapso preparatorio en el que tuvo muchos partidos de preparación, de acuerdo a la exigencia del timonel hispano-argentino. Es decir, la dirección deportiva cumplió todas las peticiones de un estratega que ya había fallado en el Clausura 2025 ganando sólo nueve de 51 puntos en disputa; en una entrevista que concedió el director deportivo poblano a SICOM Deportes habló de objetivos claros para la temporada: Hacer veinte puntos o más y lograr que el Cuauhtémoc pese, un objetivo que ya se complicó con la derrota ante el Atlas, porque de inmediato agrava las estadísticas ya señaladas. Da la impresión de que Guede diseñó este proyecto para alargar su estadía en el equipo y justificar los resultados a través de la juventud de sus jugadores y de las buenas sensaciones que llegue a emitir como sucedió el viernes, sobre todo en el primer tiempo.

El equipo de la Franja luce muy endeble, con una defensa en la que Fedorco es el hombre de experiencia, con un Rodrigo Pachuca que ha recibido galones con el gafete de capitán, pero que el viernes se notó muy expuesto ante la velocidad de los atacantes rojinegros, mientras con laterales tan lanzados al frente, se generan grandes espacios para los rivales. El Puebla quiere hacer todo a máxima velocidad, sí busca presionar la salida, pero cuando esa línea de presión es superada el mediocampo está roto y, por ello, la defensa queda expuesta, mientras que esa dinámica, en lo positivo, genera constantes cambios de posición porque a Guerra se le vio en todo el frente de ataque y a Owen González también, aunque con menos resultados en ocasiones porque sus compañeros no lo lanzaron y en otras porque no tomó las mejores decisiones. En resumen, hubo buenas sensaciones, pero fallas muy marcadas como lla táctica fija que Guede minimizó al calificarla de “detalles”. Si el propio técnico quita importancia de los problemas, los jugadores no tomarán conciencia de lo mal que marcaron el viernes, por lo que tampoco es válida la aseveración del timonel de que en la pretemporada no les cabecearon.

Algunos podrían pedir paciencia para el proyecto por las buenas sensaciones, por el pundonor mostrado (incluso hubo algunos aplausos al término del partido), pero los números que arrastra el Puebla no dan opción a la paciencia con un timonel que no ha dado resultados en México, porque la semifinal con Morelia cada vez queda más lejos, porque con el Puebla ha perdido trece de los dieciocho juegos que ha dirigido y también el torneo anterior tuvo algunos en los que las sensaciones no fueron malas. ¿Por qué darle tanto a un técnico improductivo? ¿Por qué no se le dio más oportunidad a un técnico nacional que entregó ligeramente mejores resultados sin tener a los jugadores ideales para su sistema? Este Puebla tiene talento, algunos son jóvenes, pero tienen madera, el problema son los antecedentes y más allá de los números, hay algo que al propio Guede se le escapa, que sí parece tener en cuenta Rafael García, pero no la dirección general que encabeza Gabriel Saucedo: La afición.

No hay manera de que una afición resista si de veintisiete juegos en su propia casa, ve perder a su equipo en dieciocho, no hay afición que aguante recibir casi cincuenta goles en esos veintisiete partidos en casa, si convertimos a puntos estas estadísticas diremos que, de los últimos 114 puntos en disputa en el Estadio Cuauhtémoc, el equipo de la Franja ha ganado diecinueve, eso en efectividad representa el 16.6% de efectividad. Claro que es muy válido que la afición esté desesperada y eso parece que Pablo Guede no lo toma en cuenta. Incluso su postura en las ruedas de prensa es la de un hombre con mucha suficiencia, con mucha tranquilidad, lo que choca con una afición lastimada por los malos resultados continuados en las últimas temporadas. Pablo Guede va a su ritmo, sin atender a la afición, alejado de su sentir y ofreciendo un experimento que pudo ser interesante en otro momento, no el actual de un equipo sumido en la mediocridad, sin que su directiva sea capaz de entender ello y siga confiando en un proyecto que al mínimo resultado en contra cambió: Con el 1-2, Guede sacó a sus mediocampistas dinámicos para ingresar a otros más experimentados que acabaron con esa dinámica; esa es la fragilidad del proyecto del hispano-argentino, un vendedor de sensaciones, pero no de resultados, mientras que el bello Estadio Cuauhtémoc sigue siendo el patio de recreo para todos los equipos visitantes.

@abascal2