La presidente debe gobernar

La presidente debe gobernar
Humberto Aguilar Coronado
Palabra de Tigre

Palabra de Tigre escribe Humberto Aguilar Coronado

Pareciera una expresión lógica el afirmar que el gobernante, en este caso la presidente, debe gobernar y la oposición debe criticar las acciones de gobierno que considere que no están bien ejecutadas o que se encaminan por un rumbo diferente a lo que se había prometido.

Señalo lo anterior porque en muchos momentos de la mañanera e incluso en el evento público de su primer informe de gobierno, la presidente se preocupa demasiado por lo que no hace la oposición, entendida como los partidos políticos.

Sin embargo, en su lógica de división y de encajonamiento entre los buenos y los malos, entre los que están con ella y los que están contra ella, ha ubicado en el terreno de la oposición a los medios de comunicación, reporteros investigadores, líderes de opinión y usuarios de las redes sociales que se atreven a investigar actos de corrupción; a publicar lo investigado y a difundir los excesos en los que han incurrido los integrantes del partido de la presidente.

En su aparición en el zócalo de la Ciudad de México, a propósito de su primer año de gobierno, afirmó, en su afán de defender al expresidente López Obrador y en evidente mensaje a “esa oposición” que: “se han empeñado en separarnos, en que rompamos, su objetivo no es otro más que el de acabar con el movimiento de transformación, que nos dividamos, pero eso no va a ocurrir”.

Para la presidente, evidenciar con pruebas contundentes actos de corrupción de marinos, militares, trabajadores de aduanas, funcionarios estatales, federales y hasta legisladores, es un intento por dividir a lo que ella llama el segundo piso de la cuarta transformación.

En otras ocasiones a lo que ella llama oposición -comunicadores, reporteros de investigación, líderes de opinión y usuarios de las redes sociales que no están a su favor- los ha llamado conservadores, por señalar las pésimas consecuencias de haber destruido el poder judicial con una elección altamente cuestionada o por informar sobre las consecuencias que traerán las reformas recientes, como la ley de amparo.

Esa visión maniquea, que ubica esa realidad de corrupción y de señalamientos incómodos para el gobierno, en una oposición radical que solo quiere la destrucción es, además de simplista, muy exagerada, porque no considera matices o puntos intermedios. 

Su verdad es que quienes no están con ellos, están contra ellos y a esos, los ubican en la oposición conservadora. No hay más.

Lo que realmente debería representar a la oposición, son los partidos políticos, sus dirigentes y sus legisladores, no quienes difunden el mensaje.

Y esa oposición, claro que se debe oponer a lo que considere nocivo para la república, debe señalar actos de corrupción e incumplimiento de las metas señaladas en sus políticas públicas, pero también debe proponer acciones concretas para que el país avance y votar a favor las leyes que soporten esas acciones.

Y la presidente se debe dedicar a gobernar.

Pero para eso, se debe hacer política; se debe dialogar, no gritar; se debe incluir, no excluir; se debe tener voluntad de ver hacia el futuro y no solamente justificar y defender al pasado reciente.

*Es politólogo

@Tigre_Aguilar_C

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