Ofrece a medios diálogo fluido, combate al diezmo y mejores indicadores en combate a la desigualdad
El gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, negó ser el “gran elector y el gran legislador”; también se descartó como aspirante a la candidatura presidencial y por primera vez desde que asumió la gubernatura se refirió a los periodos de Gobierno en los que hubo pérdidas de vidas y tragedias.
Admitió haber encontrado subejercicios en el gasto público y también se refirió al grupo político que acompañó desde el territorio poblano al coordinador de senadores Adán Augusto, envuelto en el escándalo de la orden de aprehensión de su exmando policiaco, Hernán Bermúdez Requena, presuntamente vinculado con grupos delictivos en Tabasco.
En lo que fue su más prolongada exposición a medios el mandatario poblano ofreció un informe por los primeros 200 días de haber comenzado la gestión gubernamental para la que dijo haberse preparado hace 15 años. Dijo no haber dudado ni un momento en que sería candidato al Gobierno de Puebla.
“Para mí, esta es la grande”, “estoy dando mi resto” subrayó en Casa Puebla, la sede del encuentro con más de un centenar de directores de medios, columnistas y analistas a quienes reiteró los años de haber conocido por más de 30 años, al tiempo de ofrecer mayor cercanía y fluidez.
Armenta no evadió uno solo de los temas que le fueron planteados, incluso los que tienen que ver con la sucesión residencial. La reportera Yazmín Curiel del sitio Sucesos preguntó si terminaba la vida política tras el ejercicio de Gobierno. Dijo el gobernador que era de mal gusto para la Claudia Sheinbaum pensar a tan temprana hora en la sucesión presidencial y, en todo caso, adelantó: quisiera ir a la academia, quiero tranquilidad porque “los cargos desgastan” y “yo no me distraigo”.
En el plano político dijo conocer al tabasqueño Adán Augusto López Hernández, sumergido en el torbellino político tras la revelación de su titular de seguridad fue el líder de un grupo criminal en esa entidad, conocido como La Barredora; del grupo político de poblanos que acompañaron en su aspiración presidencial, como el vicecoordinador senatorial Ignacio Mier, por lo que declinó emitir una opinión. “Cualquier cosa que diga parecerá un ataque”, dijo.
Reiteró que la administración pública había sido infiltrada y que se ha ido depurando a partir de una planificación para evitar generar múltiples “microsismos” políticos que sacudan la escena poblana y poner en riesgo la gobernabilidad que los poblanos requieren, además de la reiterada demanda por la seguridad.
Destacó una disminución en los principales indicadores de inseguridad como el feminicidio con un 40 por ciento; robo a transporte público, 24.5 por ciento; robo a transeúnte, 18.9 por ciento; robo a transeúnte con violencia, 17.4 por ciento; y trata de personas 55.5 por ciento, entre algunos otros.
El gobernador de Puebla se hizo acompañar de la presidenta del Congreso del Estado, Laura Artemisa García Chávez y de la titular de la Fiscalía General del Estado, Idamis Pastor Betancourt; del secretario de Seguridad Pública, el Almirante Francisco Sánchez y de la secretaria de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano; de Turismo, Carla López-Malo y de Desarrollo Económico, Víctor Gabriel Chedraui.
Al inicio de la exposición había dicho que desde los tiempos de campaña en 2024 es sector empresarial había demandado seguridad y certeza cuando comenzara el Gobierno y por primera vez en público se refirió a las secuelas en el estado tras la muerte de la panista Martha Erika Alonso Hidalgo el 24 de diciembre de 2018 cuando al caer el helicóptero en el que viajaba con su esposo Rafael Moreno Valle y luego, al deceso en diciembre de 2022 del morenista Luis Miguel Barbosa.
Hubo falta de continuidad de Gobierno, inestabilidad y subejercicio que no es responsabilidad directa de quienes antes fueron responsables de la conducción del Gobierno y tampoco de la breve gestión de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, sino obra de una circunstancia que no ha vivido ningún otro estado en el país.
Defendió la planeación en el ejercicio gubernamental y uso del gasto. Destacó el pronto pago de la deuda del Museo Internacional del Barroco del que desestimó, se había tratado de una venganza política, sino de ajustes en el presupuesto para obtener mejores indicadores en índices de satisfacción de la sociedad.
Fincó su gobierno en tres ejes estratégicos: Justicia, seguridad y riqueza comunitaria.
Bromeó con los integrantes de gabinete a quienes advirtió seguirá exigiendo resultados y hasta volvió al tema del chasquido de los dedos: la secretaría de Turismo a veces me truena los dedos y volvió reír.