Parabólica.MX escribe Fernando Maldonado
Fue una muy breve, pero desastrosa alianza que trabaron los partidos de oposición en Puebla para pretender el triunfo en la elección 2023-2024 en la esfera municipal, legislativa y gubernamental. No dejó satisfechos a nadie de sus artífices y ahora se lamen las heridas de mala manera.
La historia del estrepitoso fracaso electoral deberá repetirse en la intermedia de 2027 con la confirmación de la decisión del Partido Revolucionario Institucional en Puebla de navegar sin aliado en ese proceso para elegir 217 ayuntamientos y la totalidad del Congreso local.
Las derrotas como las victorias en el plano político se producen luego de múltiples factores, dicta la evidencia empírica y científica que la ciencia política traduce con precisión. Negar ese tipo de lecciones suele repetir escenarios para vencedores y vencidos.
Que el PRI haya roto toda posibilidad de siglar candidaturas comunes con Acción Nacional en Puebla permitirá a Morena y sus aliados (PT y Verde) vivir un día de campo. Factos sin duda, el gobernador Alejandro Armenta ha probado elección tras elección, conocer los mecanismos para construir candidaturas propias o ajenas con solvencia para ganar con mayoría de votos.
Es al mismo tiempo una pésima noticia para la dirigencia estatal del PAN y su dirigente Mario Riestra Piña porque encima de las dificultades que tiene para mantener con rumbo el timón partidario en medio de las divisiones notables, la aventura de 2027 será notablemente dificultosa.
El dirigente que no ha sido capaz de saldar desacuerdos con quien se ha erigido como un líder moral dentro del panismo, Eduardo Rivera, debería comenzar a plantearse si detrás de la negativa priista a construir otra alianza en 2027 existe una intención ulterior: entregar la plaza al oficialismo en el territorio.
Y es que de acuerdo con los números que arrojó la elección para ayuntamientos en 2024 permite ver con mayor frialdad que en política la suma de los factores ofrecen resultados más competitivos frente al poderío de la maquinaria electoral de Morena.
En ese proceso, concurrente con el de Presidencia y Gubernatura, el PAN obtuvo un porcentaje de 18.78 por ciento de los sufragios (563 mil) sumados al porcentaje del PRI, con 9.40 por ciento (282 mil votos) y un mínimo de 2 por ciento del extinto PRD.
Del resultado general para la elección de ayuntamientos, Morena superó sin aliados un 32 por ciento de los votos, así que de ese tamaño es el desafío para las fuerzas políticas que han dispuesto firmar el acta de divorcio político. Los bienes mancomunados repartidos será una tragedia para la oposición.
Peor aún, el ex partidazo deberá haber medido que como resultado de la elección ordinaria del año pasado ya se perfila el fantasma de la pérdida de registro como sucedió con el partido del sol azteca que no pudo superar el 2.5 por ciento del porcentaje mínimo para conservar el registro, y en consecuencia, derecho a las prerrogativas que provee el Instituto Electoral del Estado.
El panorama que se advierte en lontananza serán bálsamo para quienes desde el aparato en el poder ya trazan metas y estrategias para obtener mayor número de alcaldías y la consolidación de un proyecto que no gusta de un sector de la población. Rendir la plaza en enclaves del priismo tendrá consecuencias significativas para todos.
@FerMaldonadoMX