Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado
El coordinador de los diputados federales de Morena, Ignacio Mier Velazco, debe tener información mucho más certera de lo que sucederá tras el proceso de selección de la candidatura al gobierno de Puebla cuando aún no está solventada la presidencial con la que ese partido político competirá en 2024.
Esa confianza contrasta en medio de un escenario de incertidumbre pues apenas esta semana se sabrá los nombres de las casas encuestadoras que medirán fortalezas y debilidades de quienes aspiran a convertirse en el llamado coordinador nacional de los comités de defensa de la cuarta transformación, que luego será candidata o candidato.
No se trata de una conclusión luego de haber sacado del armario la relación que por años ha mantenido con el priista Enrique Doger Guerrero, el ex candidato al gobierno del estado en 2018 que se prestó a hacer la guerra contra el contendiente del movimiento que el propio Mier Velazco asegura honrar, Miguel Barbosa, fallecido en diciembre de 2022.
Doger Guerrero -ya se ha escrito- puso precio a ese papel bochornoso para la política. El acuerdo fue sellado con la fotografía que la difunta Martha Erika Alonso publicó en sus redes sociales con ambos en primer plano en la sede del Partido Acción Nacional en la colonia Bugambilias tras la traumatizante elección de 2018.
Luego vino el proceso impugnatorio, la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la caída del helicóptero que terminó con la vida de los Moreno Valle-Alonso Hidalgo y la historia llena de recovecos y sorpresas invalidó ese acuerdo político validado por el CEN del PRI de Enrique Peña Nieto.
Mier Velazco exhibe sin pudor esa relación conocida con detalle en la escena local y probablemente ignorada más allá de los volcanes. Doger Guerrero perteneció a ese segmento de la clase política que consideró a Andrés Manuel López Obrador un peligro para México… y que había que combatirlo.
No es eso; sin embargo, lo que pone al legislador en una aparente condición ventajosa en la muy anticipada interna en Morena, sino lo que deja ver detrás de cada discurso, intervenciones en foros o entrevistas diseñadas para lucir como el actor del momento, pleno de recursos políticos y habilidades ignotas.
Tiene a la mano una pieza oratoria para cada auditorio, audiencia u oyente, siempre detrás de una retórica que raya en la línea de la ilegalidad.
A inversionistas y empresarios habla de condiciones de certidumbre para el capital privado, a jefes de familia de seguridad para los hijos, a las mujeres de combatir la violencia y de capacitar a agentes del Ministerio Público y primeros respondientes para evitar llegar a la crueldad y feminicidio.
La coartada para ofrecer un diagnóstico y remedio a todos los males está detrás del llamado Instituto Mexicano para la Transformación de la Vida Pública, del que poco se sabe, salvo que él mismo fue designado “presidente del consejo consultivo”, aún y cuando se ignore datos elementales como localización física de las oficinas, números o datos de contacto para participar, salvo que es conducido por Fernando Manzanilla y Luis Antonio Godina, la dupla intelectual a la que aún se desconoce, se vaya a incorporar al ex candidato priista a gobernador en 2018.
@FerMaldonadoMX
