Lorena Cuéllar y su saldo deficitario

Lorena Cuéllar y su saldo deficitario
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado

A los tlaxcaltecas no les ha ido bien del todo con los gobiernos que han surgido de la izquierda, esa expresión política que ha anidado y crecido en franquicias como el Partido de la Revolución Democrática o el Movimiento de Regeneración Nacional en momentos diferentes, pero que guardan similitudes.

Existen otras analogías que parecen coincidencias siniestras de las que más adelante se apelará, porque el momento importa. La coyuntura que viven sus habitantes no hace sino confirmar que el estado de Tlaxcala ha sido el laboratorio político para la construcción del nuevo México. Para bien y para mal.

A unas horas de que tenga lugar la enorme manifestación en rechazo a políticas públicas en materia de salud que tienen el visto bueno de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros -una mujer que en la esfera política se le ve con sangre priista, pero piel de Morena-, alcanza el rechazo mayoritario, conviene recordar el pasaje turbulento al extremo que se vivió hace 22 años.

Junto con Colima, Tlaxcala es de las entidades más pequeñas de la República, pero no ha sido una condición para que no se vivan episodios que permiten ver en el retrovisor de la historia la construcción del país que ahora se tiene, con una presencia dominante de un grupo político a cuya cabeza hay que colocar a Andrés Manuel López Obrador.

El tabasqueño que a finales de la década de los ‘90 encabezó al PRD, fue artífice para que un político priista como Alfonso Sánchez Anaya fuera candidato y luego gobernador de Tlaxcala en una alianza con el Partido del Trabajo. La innovadora idea de tener por fin un gobierno de esa ala de la geopolítica nacional se quebró en 2021.

No fue el único exceso cometido por Sánchez Anaya porque tiempo después cometió el arrojo de impulsar a su esposa Maricarmen García como aspirante a la candidatura al Gobierno, como monarquía europea, pero fracasó.       

El 11 de septiembre de 2001 un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Panotla fueron reprimidas con brutalidad policiaca para desalojar un plantón a las afueras de las oficinas de la Secretaría de Educación sobre el bulevar Leandro Valle y lo mismo sucedió en el plantel normalista. Fue una violenta jornada que dio lugar a un clima de zozobra general.    

Este miércoles se estará a un mes y días de conmemorar esa trágica efeméride que polarizó a la sociedad y de la que aún se producen actos conmemorativos. El Gobierno de Lorena Cuéllar, heredera de esa línea política -que quema incienso a López Obrador-, está por repetir un pasaje de la historia que parecía en el olvido.

Este miércoles participará ese segmento social habitualmente adversario de los regímenes en turno a quienes se les conoce como las normalistas, a punto de cumplir ese onomástico de oprobio, hace 22 años; pero también irán maestros, personas con discapacidad, artesanos, burócratas, campesinos, padres de familia y un largo etcétera. 

Cuánta falta debe estar haciéndole a Cuéllar Cisneros los consejos de un viejo sabio de la política local, Panchito Hernández López, hermano del ex gobernador que dijo gobernar con pulque y saliva a un estado probadamente bravo cuando de defender cultura, pertenencia e intereses, se trata.

La gobernadora de Morena tal vez no lo haya advertido, pero fue necesario que transcurrieran más de dos décadas para que se volviera a producir un escenario de confrontación como el sucedido con su correligionario Sánchez Anaya, llevados ambos a la candidatura y al poder por una sola mano, la de López Obrador a quien entregan saldos deficitarios.

 

@FerMaldonadoMX

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