Velasco, con el sello de la casa

Velasco, con el sello de la casa
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado

Se fue como llegó: por la puerta de atrás. El aspirante a la candidatura presidencial de la alianza gobiernista que impulsa el Movimiento de Regeneración Nacional, el Partido del Trabajo y el Verde. Se trata de Manuel Velasco Coello, a quien se le tiene como un frívolo ex gobernador en Chiapas que tiene que hablar más de su relación con la cantante Anahí que de su propio derrotero político.

No hubo en Puebla asamblea informativa para explicar principios y conceptos que tiene como eje principal Morena, el partido del presidente: “primero los pobres”. De hecho, él mismo y sus compañeros de aventura en esta coyuntura política desconocen en absoluto a los pobres del país.

Y es que Velasco Coello reúne las características del perfil más reprobable de la política tradicional en México. El fenotipo de su persona lo coloca más cerca de los llamados “whitexicans”, una generación de personas que, habiendo nacido en territorio nacional, suelen desconocer los problemas del país, pues el lifestyle en el que crecieron los hace ajenos al dolor de la mayoría de la población.

Es en esta etapa de la actividad política de este activo del Partido Verde que se puede ver con mayor claridad su perfil para entender el nivel de degradación de la vida pública de la que suelen ser responsables un conjunto de actores de primera línea que han buscado el cargo por el poder y el poder por el dinero, un binomio que lleva inexorablemente a la desvergüenza.

No se puede entender sino a la luz de ese conjunto de elementos que la carta del Partido Verde tenga en este personaje a su competidor por la candidatura que decidió fichar a un grupo de juniors de la política en México, cuyos padres o tutores estén vinculados al escándalo o al Ministerio Público.

En Puebla, fue motivo de especulación la incorporación de Antonio Gali López, el hijo del ex gobernador de Puebla, refugiado o exiliado en Estados Unidos y heredero de una parte de la corriente política que encabezó Rafael Moreno Valle, el ex gobernador a quien el conservadurismo admira como el gran transformador de Puebla, responsable indiscutido de la corrupción política que vive Puebla y el país, a la que el propio Coello ha contribuido.

En Veracruz trae como sus dos operadores estrella a dos herederos a quienes difícilmente se les puede desmarcar de un pasado oprobioso. Alberto Silva fue coordinador de Comunicación Social con Javier Duarte de Ochoa, el ex gobernador priista encarcelado y que llevó al hundimiento a ese partido político, colocado como el artífice de una red de corrupción que tiene con un pie en la cárcel a su exesposa, Karime Macías.

Al ex funcionario se le acusó permanentemente de formar parte de ese esquema de desvío de dinero de los veracruzanos, al grado de haber iniciado un juicio de procedencia para desaforarlo cuando fue diputado federal por el PRI y con esas cartas credenciales arribó al equipo de Velasco Coello.

En esa misma línea está Javier Herrera Borunda, militante  del Partido Verde, pero heredero de una dinastía priista de la que es prácticamente imposible declinar, en su condición de hijo de Fidel Herrera Beltrán, otro exgobernador de Veracruz de cuestionable desempeño público.

Manuel Velasco debe cargar con eso, producto de los orígenes de su personaje, del que no se puede esperar nada positivo, siquiera como candidato formal por el partido que sea, a la Presidencia de México.

 

@FerMaldonadoMX

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