El día que la izquierda perdió

El día que la izquierda perdió
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

Obtuvo la presidencia en 2018, pero en cinco años ha tenido que ver cómo se agota inexorablemente el bono democrático que supone haber llegado al más alto cargo del país por la confianza ciudadana, que ciertamente estaba cansada de engaños, abusos y de ver siempre los mismos rostros en diferente responsabilidad.

La gente, en su mayoría de la clase popular, votó por una opción política que utilizó una línea discursiva en la que se antepuso el interés legítimo de los más necesitados, los desposeídos, esos que difícilmente tendrán posibilidades de acceso a educación privada o un sistema de salud en el que el trato sea digno y humano.

Pero también hubo integrantes de la clase media alta y de la élite que vio son agregó la probabilidad de cambiar el rumbo y virar a la izquierda en un país en el que las expresiones de la derecha y su clasismo se llegaron a confundir con políticas públicas engañosas para engrosar los bolsillos de servidores públicos de alto cargo y un grupo rapaz de proveedores o prestadores de servicios.

Utilizar expresiones políticamente correctas que contribuyeron a alimentar la esperanza de que primero los pobres; el no robar, no mentir y no traicionar allá como aquí, cuando no se acompaña de hechos concretos, termina por convertirse en expresión hueca que agota, desalienta, denigra.

Eso fue lo que sucedió en España, no en México y es poco probable que ocurra en las elecciones de Coahuila y Estado de México, pero demuestra que no hay poder político o administrativo que sea infalible, ajeno al riesgo de la derrota cuando la ciudadanía vuelva a sentir hastío por la falta de resultados esperados.

La estrepitosa derrota del Partido Socialista Obrero Español y su carismático presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en cinco años terminó por entregar el control de la mayoría de los gobiernos autonómicos a sus rivales históricos como el Partido Popular y VOX, el aliado en la extrema derecha, abre el riesgo allá y aquí del regreso de las oligarquías y sus métodos para hacer negocios y gobierno, en ese orden.

Fue un fin de semana negro para Sánchez que perdió junto con el PSOE por un reducido margen de 28.5 por ciento contra 31.53 del Partido Popular en las elecciones municipales del país ibérico; peor aún para el aliado Podemos que prácticamente quedó reducido a nada en el control de los gobiernos municipales.

Dos enclaves políticos para los socialistas, Andalucía y Madrid decidieron virar a la derecha. Es equivalente a que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador en México perdiera la elección en Tabasco, su tierra natal y la Ciudad de México, la más progresista de la República.

La derrota de la izquierda española ya provocó un cambio de mapa con la anticipación de elecciones convocadas para este mismo mes de junio y así evitar golpeteo y desgaste del Gobierno Español, tomado por sorpresa por los resultados adversos que deberá obligar a una profunda reflexión en nuestro país.

La alianza dominante encabezada por Morena, Verde y Partido del Trabajo comenzó a hacer agua en Edomex y Coahuila. La oposición en donde anida la derecha como sucedió en España huele sangre y salvo que como Pedro Sánchez en España, en México López Obrador tenga un cuerpo de asesores con solvencia política, la cosa no pinta muy cómoda para los meses por venir.

 

@FerMaldonadoMX

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