Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado Viejas prácticas, nuevos actores. Ya casi nada cambia en la discusión para la construcción del país en el presente. Rostros, nombres, apellidos y militancias van y otros llegan, pero retórica y recursos de protagonistas terminan por ser idénticas, una a otra sin importar la temporalidad o la coyuntura.
La escena en la que la senadora del Partido Acción Nacional, Xóchitl Gálvez, decide encadenarse a uno de los escaños de la vieja casona de Xicoténcatl al cierre del periodo ordinario de sesiones de la Cámara de Senadores removió viejos episodios de la arena política y legislativa en la escena local, sólo accesible para obervadores atentos.
El histriónico recurso de la cadena que fue repercutida en redes y medios el fin de semana no es sino la extensión de un episodio parecido, pero ocurrido hace 25 años que protagonizaron entre otros, Angel Alonso Díaz-Caneja; José María Solana Rivero; José María Sonana Rivero; Marcos Cruz Osorio; Eduardo Casillas Nieva; y Jorge EhlingerCoghlan, integrantes de la bancada del Partido Acción Nacional.
La escena en la que la mayoría de los integrantes de ese grupo legislativo se ata a las curules en el Congreso de Puebla hace 25 años tenía como propósito impedir que la mayoría del partido oficialista bajo los colores del Partido Revolucionario Institutional, votara a favor de la llamada Ley para el Federalismo Hacendario que impulsaba el gobierno de Manuel Bartlett Díaz.
Paradojas de la historia que resultan del destino incierto en la construcción del México de este periodo. El gobernador de entonces militaba en el tricolor y la jefa de la bancada era Blanca Alcalá Ruiz, quien una década después alcanzaría la presidencia municial de la capital luego de vencer por por 20 puntos al panista Antonio Sánchez Díaz de Rivera.
La priista Blanca Alcalá que junto con los legisladores del bloque oficialista de aquel 1998 urdieron una estrategia para sacar adelante la legislación pendiente fue similar a lo sucedido este fin de semana en la antigua sede de la Cámara Alta, con una Xóchitl Gálvez encadenada al asiento y fustrada en el intento de boicot.
El grupo legislativo del PRI entró a las 23:00 horas por el acceso que se ubica sobre la 3 Poniente, en lugar de ingresar por la 5 Poniente, la entrada principal. Vencidos por el cansancio y el sueño en el bloque opositor, advirtieron ya tarde que se había efectuado la sesión con el quórum legal para votar la Ley que permitía a los municipios esquemas de colaboración hacendaria para implementar políticas públicas en infraestructura, salud y seguridad entre otros rubros.
Esa legisladora priista de 1998 es en el tiempo que corre una aliada del Partido Acción Nacional, a quien desde la trinchera legislativa tocó combatir. Su jefe político, Bartlett Díaz es ahora el enemigo a vencer por la posición dominante que tiene en la Cuarta Transformación, como director de la Comisión Federal de Electricidad y a quien se le ve como el artífice de la candidatura al Gobierno de de Coahuila con Armando Guadiana y, eventualmente, en Puebla con Ignacio Mier.
La senadora Xóchitl Gálvez no está obligada a conocer la historia poblana, pero involuntariamente fue protagonista de un episodio que comenzó a escribirse lejano el tiempo cuando en la escena pesaba un bipartidismo que ya no existe.
@FerMaldonadoMX
