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Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

En la batalla por la edificación de una imagen que despierte interés y consenso entre la opinión de la clase política y todo aquel que algo tenga que ver o decir de ese entorno de poder, trabajan quienes suponen que tienen la mayor probabilidad de escalar en el escalafón, con el cargo público de mayor peso e influencia: la gubernatura.

El peso de los exgobernadores de Puebla comienza ser decisivo en la construcción de las percepciones en la carrera por la sucesión en Casa Aguayo, según se ha podido ver en las últimas semanas en la temprana competencia por la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional.

El senador Alejandro Armenta, de los actores de Morena con los mejores números para competir por la nominación según diversos estudios de opinión de empresas encuestadoras, se dejó ver el fin de semana con el ex gobernador Melquiades Morales Flores, acompañado de su esposa, Socorro Alfaro.

Fue en una pequeña celebración de la familia del comunicador José Tome y Erika Ramírez, por el cumpleaños de su pequeña Alexa en el que según narraron algunos de los presentes, se habló de los hijos, nietos, herencias y política. No es casual porque es consustancial a los hombres del poder como aún lo es el priista que gobernó entre 1999 y 2005, y el propio Armenta.

En la otra trinchera, el primo hermano y coordinador de los diputados del partido oficial en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, tampoco se quedó a la zaga y se dejó ver con otro viejo lobo de la política local y factor de decisión en los últimos años, el exgobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido.

Fue en el lobby del recién remodelado Hotel Royalty, a un costado de donde Mier Velazco salió luego de ser secretario general del ayuntamiento que presidió Enrique Doger Guerrero, entre 2005 y 2008, tiempo el que como el resto de todos los involucrados en la trama del presente, militaban en el PRI.

No es la primera vez que, entre dos competidores aventajados en la carrera por la nominación, buscan el beneplácito de los círculos de poder para generar en el imaginario que tienen el mayor número de opiniones positivas entre quienes ya detentaron el bastón de mando.

La historia de las sucesiones en la esfera de poder está llena de pasajes análogos al que por estos días se pueden ver, con una variable que hará la diferencia. Ni Melquiades Morales ni Pacheco Pulido serán decisivos en la última decisión para designar candidata o candidato a finales de este 2023.

No lo son porque no sólo no están medianamente cerca del círculo del único actor que tomará esa decisión, el presidente Andrés Manuel López Obrador y en la que también deberá tener opinión quien haya sido elegido como sucesor del tabasqueño, según dictan los usos y costumbres en el sistema político mexicano.

Los últimos dos ex gobernadores -Mario Marín Torres está preso en un penal de alta seguridad-, siguen siendo priistas y nada sugiere que los experimentados políticos poblanos vayan a mutar en el ocaso de sus trayectorias, a menos que sorprendan con un golpe de timón.

Para formar parte de la guardia pretoriana de la #4T, Armenta y Mier, resultaron bastante conservadores en la conversación de la batalla por la candidatura. Las nuevas generaciones difícilmente reconocerán a dos políticos priistas que llegaron al cenit de su respectivo poder cuando no figuraba en el escenario siquiera la caída del PRI.

@FerMAldonadoMX

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