Transparencia, ave de tempestades

Transparencia, ave de tempestades
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado 

Pasado el tiempo, la poblana Blanca Lilia Ibarra Cadena podrá contar haber resistido los embates del poder público desde sus encargos al frente de órganos garantes de la transparencia y la rendición de cuentas de los sujetos obligados, todos desde la presidencia de México hasta la gubernatura de Puebla.

Esta semana concluye su periodo al frente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales que tanto incomoda al inquilino de Palacio Nacional, según se advierte por el ataque frontal desde las mañaneras, la bocina estentórea que todos los días impone la agenda en el país. 

No sólo ha mantenido una conducta consecuente con la vocación por la transparencia en el tramo en que condujo el destino del INAI sino desde que en Puebla encabezó la entonces llamada Comisión para el Acceso a la Información Pública.

Esa entidad fue punta de lanza de la rendición de cuantas de las instituciones y organismos paraestatales manejaron dinero público en el estado en la naciente era de la transparencia gubernamental. 

Fue piedra en el zapato en las gestiones gubernamentales del PRI con el último gobernador de ese partido en el territorio, Mario Marín pero también con quien había prometido que los mejor estaría por venir con el difunto Rafael Moreno Valle. 

En 2014 renunció a la CAIP por motivos personales pero era público y notorio que las presiones del gobierno panista de entonces colocó a Ibarra Cadena en una posición extremadamente incómoda, rodeada de comisionados con vínculos con ese grupo político.

Ahí se comenzó a fraguar el perfil sólido de la mujer que encabezó al INAI en la era de la 4T, una etapa reeditada del acoso que vivió en esos años, frente a un gobernante autócrata como fue el difunto Moreno Valle.  

La aún presidente del organismo autónomo se va como quien deja una mesa coja. En el pleno se debió trabajar con el número insuficiente de consejeros porque la instrucción presidencial al Senado de la República fue nadar de a muertito para dejar al organismo atado de manos frente el número creciente de recursos que se amontonaban, sin exageración, por los rincones de las oficinas del organismo. 

Puede ser una derrota que sabe a triunfo heredar un organismo incompleto por un empeño obtuso desde el poder presidencial, según testimonio grabado y filtrado del pésimo operador en el que se convirtió el paisano del presidente, Adán Augusto López Hernández, fracaso aspirante presidencial y gestor en Puebla de imputados de delitos de cuello blanco.  

Dar la batalla desde las instancias para poder continuar con el trabajo diario, conseguir el aval de la Suprema Corte de Justicia de la Nación confirma que el encargo para que el que se llegó ahí, como sucedió en el caso poblano, se ha cumplido.  

Los asientos vacíos de los consejeros faltantes para poder sesionar según el propio reglamento interior, debe ser visto como una señal ominosa de la embestida reiterada del poder público que ve aún con recelo la democrática conducta de rendir cuentas frente a las demandas de información de la sociedad y de eso sabe con profundidad Blanca Lilia, ave de tempestades.

@FerMaldonadoMX

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