Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado
México y Puebla se colocaron este fin de semana como el epicentro de los movimientos políticos progresistas y de izquierda en América Latina. La reunión del Grupo de Puebla a la que fue convocada la propia Claudia Sheinbaum Pardo, coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación al lado de líderes políticos de trayectoria global, no deben ser desdeñados.
La pequeñez de la clase política y editores de corta visión en medios de la capital y la necesidad de requerir réditos políticos inmediatos, dejaron de poner la mirada en el intercambio de ideas y debates entre personalidades de la talla de Ernesto Samper de Colombia o Cuauhtémoc Cárdenas de México.
Samper fue parte del Partido Liberal Colombiano, sobrevivió a un atentado perpetrado por su sicario en la Colombia de la década de los ’90 y fue un decidido impulsor del actual presidente de ese país, Gustavo Petro y a diferencia del resto de ex presidente de su país, se abstiene de hacer declaraciones respecto de sus sucesores, presidentes en turno.
Había que escuchar a este hombre, descendiente directo de una familia aristócrata que se inclinó por empujar desde la política y la academia las mejores causas de la izquierda como las liberadas que se consagran en un país profundamente lastimado por la corrupción y el conservadurismo que anidaron el huevo de la serpiente: el narcotráfico.
Obnubilados por la celebración del Consejo Estatal de Morena para decidir sobre los perfiles que luego serán encuestados para determinar a quien ocupe el cargo análogo al de Sheinbaum Pardo, se dejó pasar la oportunidad la oportunidad de colocar en el centro del debate la presencia del sacerdote Alejandro Solalinde, el católico que más ha visto por los migrantes centroamericanos que transitan por el Istmo en Oaxaca, en su diáspora a los Estados Unidos.
El Grupo Puebla nació en julio de 2019 en la capital del estado, y su propósito es trabajar en el análisis para la implementación de políticas públicas de carácter progresista. De manera sucesiva, se han celebrado encuentros en la capital del país, Chile, Colombia y Argentina.
Por eso no fue extraño encontrar entre sus participantes a Rafael Correa, el expresidente de Perú que gobernó su país por una década, hasta conseguir condición de refugiado político en Bélgica.
La presencia del santón de la izquierda en México y América Latina, sin duda, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, líder del desprendimiento más importante que haya tenido el Partido Revolucionario Institucional en la década de los ’80 junto a Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz-Ledo era obligada.
No fue presidente de México por un conjunto de trampas que el sistema político de la época impuso para evitar la alternancia política por primera vez en el país, y en consecuencia, de la derrota del candidato Carlos Salinas de Gortari, pero alcanzó una notable estatura y liderazgo fuera de toda duda.
Estuvo en Puebla junto con Samper y Correa, líderes de la izquierda latinoamericana que hace décadas salió del clandestinaje y la acción subversiva para colocarse como una oferta viable de gobierno en los gobiernos del continente y como un punto de apoyo en momentos en que la geopolítica parece revivir el fantasma de la guerra fría y el comunismo, al que ha contribuido el discurso del conservadurismo intolerante de sectores de la sociedad mexicana entre quienes están de manera destacada Claudio X. González, Vicente Fox Quesada y Ricardo Salinas Pliego.
@FerMaldonadoMX