Monstruo de mil cabezas

Monstruo de mil cabezas
Jesús Olmos
Máscaras

¿Era una figura abominable o tan solo un animal que cuidaba a los suyos?  

Todos los niños en la casa vieja despertaban con pesadillas. Por las noches, el tío Norberto les contaba historias de un monstruo de mil cabezas que se les aparecía en aquel ranchode la cañada poblana-oaxaqueña. 

Aquel hombre de barbas largas, decía que asustaba solo a los desobedientes, a los que no hacían sus labores, a los que no se terminaban la comida, pero en especial a los que se brincaban el desayuno o no querían ir a la escuela. 

Su teoría chocaba con la de la abuela, que los calmaba después de la cena y les decía que además de mucha imaginación, su hijo Norberto tenía la mente llena de botellitas de caña y cerveza. 

Los pequeños por supuesto, se andaban con cuidado. No se dejaban ir solos a ningún lugar oscuro. En la luz eran felices, jugaban y se correteaban unos a otros, y cuando una pequeña sombra se acercaba con la noche corrían todos juntos para no los atrapara alguna abominación. 

Fueron creciendo con aquel cuento en la cabeza, temerosos de los sonidos que regalaba la noche campirana, con zozobra por la imagen que se crearon de aquella figura horrorosa de la que los primos mayores también temían porque se robaban a los niños para comérselos, que le quitaba la sonrisa del rostro a los más ancianos y hasta cargaba con el ganado cuando tenía hambre. 

Su abuela, quien era de las personas más escépticas del lugar, afirmaba que el monstruo del que el su hijo hablaba, no era más que un animal feroz y salvaje, pero incomprendido. Contaba que alguna vez, un grupo de hombres dijeron que lo vieron y que no tenía mil cabezas sino una y era felina. “Era un animal parecido a un lince, sin la forma humana”, dijo. Cazaba por naturaleza y por eso la gente contaba que lo veía con sangre en la boca y carne entre los dientes. 

Además de su astucia y habilidad, su mamá les explicaba, que seguramente gruñía por las noches porque se sentía invadido en su hogar o que lloraba porque los humanos somos propensos a exterminarlos por miedo. Incluso contó que el velador de otra casa viejade la zona, dijo que un biólogo francés había contado hasta 5 especies de felinos que han logrado asentarse en la franja protegida. 

Pero entre la gente del pueblo había más teorías. Unosdecían que era alguna persona maldadosa o con la mente desconectada que disfrutaba del sufrimiento ajeno, mientras que los más espantados, siguen pensando hasta la fecha que se trata de una aparición desde el más allá, una criatura de otro mundo o un símbolo de la maldad, aunque de aquel monstruo de mil cabezas nada hay comprobado ni un rastro. 

Esta historia puede venir a escena por lo se espera sobre con el proceso de selección de candidatos a la gubernatura en el estado con la Cuarta Transformación.

Veremos si en la llamada 4T, designan al monstruo de mil cabezas y lanzan como abanderado a una figura horrorosa del más negro historial o si quieren enviar un mensaje con una persona que encabece la lucha por lo que ha sido el idealpartidista de no mentir, no robar y no traicionar.

A partir de este 19 de abril, ya no tienen excusa, los nombres necesarios ahí están.

Jesús Olmos 

@Olmosarcos_ 

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