Máscaras escribe Jesús Olmos
Para este viernes 25 de agosto se habrán consumado 8 años desde la desaparición de Paulina Camargo, una joven embarazada que fue vista por última vez junto a quien era su pareja sentimental, que habría terminado siendo su verdugo.
Habrán transcurrido 96 lentos meses, con más de 2 mil 800 días, cerca de 70 mil horas y más de 4.1 millones de minutos, en los que un miembro de nuestra sociedad e integrante de una de sus células fundamentales, fue arrebatada sin que se sepa de su paradero, aunque las pistas indiquen un feminicidio.
A partir de ese momento de la historia de Puebla, el año 2015 que marcaba el ocaso del mandato panista de Rafael Moreno Valle (hoy fallecido), se escribe un antes y un después en la cobertura a las violencias en contra de las mujeres y las muy diversas consecuencias que van desde lo familiar, social y político, hasta lo mediático, debido a la magnitud del hecho.
Cuando comenzamos a conocer la historia detrás de la joven, a la par de la exigencia de sus padres Rodrigo Camargo Muño y Rocío Limón Maldonado, pudimos apreciar el impacto que tiene un evento de esta magnitud para todo un entorno y el calvario que siguen quienes buscan a un desaparecido.
Podemos tener apenas un alcance del tamaño de la tragedia que vive este país, desde la llamada “Guerra contra el Narco”, si multiplicamos la historia de la familia Camargo Limón por 90 mil historias más ocurridas en los últimos 15 años.
En la plataforma Netflix, donde se alberga historias como “Hasta los dientes”, “A plena luz del día”, “Las tres muertes de Marisela Escobedo”, “Somos”, “Duda razonable”, “Los días de Ayotzinapa” o “1994”, también encontramos “Ruido”, una estremecedora historia sobre el drama de la desaparición forzada en este país.
La película, dirigida por Natalia Beristáin Egurrola, es una producción mexicana que sigue a Julia, una artista plástica que busca desesperadamente a su hija Gertrudis de 25 años, quien lleva nueve meses desaparecida.
Como la familia Camargo Limón, Julia inicia la búsqueda entre la incompetencia de los fiscales, la complicidad de las policías, la revictimización de la vida su hija y la tierna compañía de los colectivos que buscan cualquier resquicio que los lleve a su ser querido.
En morgues, sótanos, casas abandonadas, parajes inhóspitosy otros lugares, la búsqueda toma rumbo incierto entremujeres víctimas de las redes de tratas o de bandas de narcos.
Ruido, es un drama parecido al que gran parte de quienes vivimos en este estado tuvimos acceso en aquel fatídico año para los Camargo Limón y muchos otros que siguen en las mismas.
Ruido, nos recuerda que aquí cerca, muy, pero muy cerca, tuvimos a una red integrada por gobernantes indolentes, fiscales negligentes, comunicadores insaciables y cómplices en todos los recovecos, para que una familia, alguien de los nuestros, siga sin saber lo que realmente pasó con aquella chica y reciban un poco de su merecida paz.
@Olmosarcos_
José de Jesús Olmos Arcos
