El rescate de Catarina 

El rescate de Catarina 
Lety Torres
Fauna Política

Historias de Engatusada escribe Lety Torres 

El DIF es una institución que conozco desde mis inicios como reportera pues fue como en casi todos los casos de un principiante, la primera fuente periodística que debía cubrir. 

Era Margarita García, esposa de Mario Marín (el gober precioso), la primera dama de Puebla a quien religiosamente seguía en cada una de sus giras. 

Desde entonces me sorprendía sin duda la vulnerabilidad de desempeñar ese trabajo. Ahí supe que el DIF para nada era la institución más bonita de un Gobierno como insisten en pensar los gobernantes. 

Quién imaginaría que 20 años después sería yo quien ocuparía el “cargo honorario” -en otro municipio-, pero con los mismos problemas que en aquel momento eran una noticia más que presentar en los noticieros.

Hace un par de días, unos amigos me preguntaron qué fue lo que marcó un antes y un después de mi paso por el DIF: Catarina, respondí  sin pensarlo. 

Podría haber escrito un libro sobre ese pequeño y desvalido ser.

Una bebé de apenas 5 o 6 horas de nacida que fue tirada -sí, tirada- en un terreno baldío , todavía con el cordón umbilical. Fue abandonada en una de las zonas más acaudaladas del municipio. 

Iba rumbo a mi casa cuando me llamaron del DIF para informarme del hallazgo. Sin pensar en lo que esta historia cambiaría mi vida, me di vuelta y llegué al lugar donde una recién nacida había sido rescatada por personal del DIF, la policía y atendida ahí mismo por la Cruz Roja.

“Catarina” fue bautizada con ese nombre -temporal- porque fue hallada boca abajo, en posición fetal y con la cabeza sobre la tierra, así como una catarina cuando se queda inmóvil. 

Blanca como un fantasma, abundante pelo negro y ojos grisáceos me enamoraron en el instante. 

Iba a verla todos los días al Hospital General de Cholula donde se debatía entre la vida y la muerte. 

Me dejaban verla pues fue el DIF quien la rescató y yo era la presidenta. 

Ahí, mientras catarina se mantenía conectada a unos aparatos pensaba en su madre y las razones por las cuales pudo tirarla. 

Diario le llevaba algún juguete, pañales, ropita y un día hasta una catarina de peluche. La bebé, a quien inconscientemente yo había adoptado, se recuperó y debía ser trasladada a la casa hogar en donde por cuestiones de protocolo me sería imposible visitarla. 

Iba ser puesta en adopción y con un poco de suerte encontrarían unos papás que la quisieran. 

Ahí empezó el antes y después de mi paso por el DIF. Quería quedarme con Catarina. Quería adoptarla, darle lo que su madre no y por supuesto que ella me diera a mi lo que yo en ese entonces no tenía. 

Mis intenciones eran evidentemente consecuencia de un arrebato de angustia por el futuro de aquella niña, pero quizá quien necesitaba ser rescatada era yo. No lo sé. 

Después de varios días entré en razón y pensé en la imposibilidad que tenía para quedármela: primero convencer a mi familia de hacerlo; segundo, brincarme el proceso protocolario de adopción en donde el padre/madre adoptante no elige al bebé que quiera como si fuera un pastel o un par de zapatos (cosa que es imposible); y tercero, qué iba a pasar si como presidenta del DIF abandonan a otros recién nacidos en algún bote de basura, baldío o en las puertas de la institución (cosa que sucedió ) ¿me quedaría con todos los niños abandonados durante mi gestión?

Mi proceso para dejar “atrás” a Catarina fue largo y doloroso. No había noche que no pensara en las pocas posibilidades de ser adoptada como decenas de niños y niñas que no han encontrado un hogar. 

Pensaba en la vida que tendría hasta cumplir la mayoría de edad y saliera de la Casa Hogar sin nada más que el dolor de saber que fue abandonada por su madre. 

Vaya lío emocional en el que yo estaba metida. 

Después de unos meses (muchos para mi) me llamó el director de la Casa Hogar, Catarina, mi Catarina, iba a ser adoptada por un matrimonio joven, estable económicamente y sin posibilidades de tener hijos biológicos y con muchas ganas de tener uno. 

Habían encontrado el hogar perfecto para ella. 

No he dejado de pensar en ella. Cuando veo alguna niña de piel blanca, pelo negro y ojos grises, pienso que es ella. 

Y también pienso que quizá un día nos volveremos a encontrar y nos reconoceremos.

@LetyTorres_G 

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