La columna de Blanca Lilia Ibarra
El 10 de diciembre de 2020 recibí el más alto honor en mi trayectoria profesional: haber sido elegida comisionada presidenta del INAI. Después de tres años concluí ese encargo con la certeza de que servir a mi país, desde esa posición, representó uno de los mayores retos personales y profesionales de mi vida.
En un contexto marcado por una coyuntura extraordinaria como la emergencia sanitaria que cambió el mundo, y en medio de la inhabilitación del Pleno para sesionar por la falta de nombramiento de tres personas comisionadas, prioricé, en todo momento, una administración basada en el apego a la legalidad y a los valores y principios que le dieron origen a este Instituto. Si bien, el desafío no fue menor, el valor de la colegialidad, la actuación institucional y el respeto a la diversidad de ideas y opiniones, fueron claves para la construcción de consensos, que se reflejaron en acciones y decisiones adoptadas mayoritariamente por unanimidad.
Durante mi gestión, el INAI fue un organismo respetuoso de las distintas expresiones y valoraciones políticas, pero fue firme cuando se trató de defender los derechos humanos de acceso a la información y de protección de datos personales de todas las personas. De esto, quiero recordar solo dos casos que desde el Pleno del INAI, con responsabilidad democrática, aprobamos:
El primero, en materia de acceso a la información, cuando el Ejecutivo Federal emitió un acuerdo que declaraba las obras de infraestructura del gobierno, como un tema de seguridad nacional. Recordemos que la información pública se puede reservar mediante esta causal por disposición de nuestra Constitución, la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública y la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública, pero valorando caso por caso si se reúnen los elementos de la llamada prueba de daño. Nuestro marco normativo no permite las reservas previas, generales y dogmáticas. De no haber actuado el INAI ante la Suprema Corte, hoy la ciudadanía no sabría, ni podría cuestionar cómo se están utilizando los recursos públicos destinados para estos proyectos.
El segundo, en materia de protección de datos personales, cuando el Instituto consideró que la creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (PANAUT), esto es, de un padrón de datos sensibles para las y los usuarios en México de teléfonos móviles, era violatoria de los datos personales al tratar datos personales, incluidos biométricos, y configurar una transgresión a principios como los de proporcionalidad, seguridad y certeza jurídica. La Suprema Corte también conoció del caso, y consideró inconstitucional la legislación que lo creaba.
Así, la valía del INAI no sólo se ha demostrado en el contexto nacional cuando se trata de defender a las y los mexicanos en su cotidianeidad, también a nivel mundial como un organismo que ha puesto en alto el liderazgo y la solidez institucional de México en las materias que nos han sido encomendadas. Al día de hoy, el INAI preside cinco de las redes internacionales más importantes en materia de acceso a la información y de protección de datos personales.
Estoy convencida de que los diversos logros que se obtuvieron no hubieran sido posibles sin la incansable labor del personal del instituto, mujeres y hombres comprometidos con sus funciones, que desempeñaron en el marco del profesionalismo y con alta responsabilidad. Mi agradecimiento y reconocimiento a quienes lo conforman, así como a quienes integran el Pleno: Adrián Alcalá, Norma Julieta Del Rio y Josefina Román.
Mi compromiso será siempre con los principios republicanos, la defensa de los derechos humanos y la conformación de una democracia paritaria e incluyente. Continuaré mi periodo como Comisionada de este gran instituto, convencida de que sólo con el fortalecimiento del trabajo conjunto, se estará a la altura de la realidad social que México requiere y necesita.
@bl_ibarra
