A diferencia de las exploraciones manuales, que pueden tardar décadas, LIDAR logra resultados comparables en cuestión de días
El descubrimiento accidental de una ciudad maya en la selva mexicana ha captado la atención del mundo arqueológico. En un contexto donde la exploración de Teotihuacán domina, surge un hallazgo en la Reserva de la Biosfera Balamkú, en Campeche. Un estudiante de doctorado, Lueke Auld-Thomas, descubrió una ciudad maya, Valeriana, mientras analizaba una base de datos pública de estudios LIDAR.
La tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging, detección y rango por luz) utiliza pulsos láser para mapear estructuras bajo vegetación densa. Este método ha revolucionado la arqueología en zonas tropicales, permitiendo mapear extensas áreas en poco tiempo. A diferencia de las exploraciones manuales, que pueden tardar décadas, LIDAR logra resultados comparables en cuestión de días. La ciudad de Valeriana es un ejemplo de cómo LIDAR destapa civilizaciones perdidas, revelando 6,674 estructuras en 16.6 km².
El hallazgo de Valeriana muestra una densidad de estructuras comparable a Calakmul, una de las ciudades mayas más grandes. Estas revelaciones subrayan la importancia de LIDAR en desenterrar secretos del pasado, aunque también exponen limitaciones, como el reto de excavar y conservar estos sitios.
Valeriana es un ejemplo de urbanismo avanzado. La ciudad posee pirámides, calzadas y plazas que conectan sus edificios más importantes, reflejando un diseño urbano sofisticado. Se estima que albergó entre 30,000 y 50,000 habitantes durante su apogeo, entre 750 y 850 d.C. Las principales plazas y templos son testimonio de su relevancia cultural y religiosa.
Además, Valeriana exhibe un sistema de reservorios de agua, evidenciando la capacidad de manipular el entorno para sostener una población numerosa. Estos rasgos destacan la habilidad de los mayas para adaptar el entorno a sus necesidades, desafiando la percepción de las selvas como inhóspitas.