Lunes, 22 Abril 2024 21:12

Machismo y medios

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Machomenos escribe Israel León O’Farril 

Palabras clave: machismo, medios, comunicación, periodismo, acoso, violencia.

Recientemente vi la película “La gran exclusiva” (Scoop, 2024) protagonizada por Gillian Anderson y por Rufus Sewell y que cuenta una entrevista que se dio en la vida real al príncipe Andrew (protagonizado por Sewell), hermano del hoy Rey Carlos III de Inglaterra por parte de la periodista Emilly Maitlis (interpretada por Anderson) para la cadena BBC a cuento con la relación que Andrew tuvo con el célebre pederasta líder de una red de prostitución adolescente, Jeffrey Epstein. Andrew accede a la entrevista para aclarar su relación con el criminal y así acallar los rumores de su participación en fiestas donde se consumía este tipo de prostitución. Al final, Andrew termina renunciando a sus títulos nobiliarios y a su papel en la sucesión de la corona gracias a la entrevista. La cinta vale la pena por varias razones, pero quiero destacar algunas cosas relevantes: la entrevista la realiza la cadena estatal BBC, la lleva una mujer (Maitlis), la consigue y gestiona otra mujer que trabaja en la producción, Sam McAllister (protagonizada por Billie Piper) y la persona responsable de la producción de todo el programa Newsnight es una mujer, Esme Wren (protagonizada por Romola Garai). Que tres mujeres hayan estado involucradas en un asunto tan serio, incluso en 2019, era ya un avance en las relaciones de género en los medios. Gracias a ello, a su diligencia y buenos oficios, la entrevista fue todo un éxito y Andrew dimitió a su cargo. Sin embargo, las cosas no han sido así históricamente y tampoco es que lo sean realmente el día de hoy, pese al avance que las mujeres han tenido en todos los ámbitos de la vida. El machismo, que infecta todas las actividades humanas, también se encuentra en los medios de comunicación.    

En efecto, según el portal La Cadera de Eva, en un reportaje especial de Ana Paula BV, se dice que las “periodistas no suelen estar en el centro de las noticias, sin embargo, no se debe olvidar que ellas también son personas atravesadas por distintas vivencias que las conforman y también se encuentran inmersas en el sistema patriarcal que las violenta por el hecho de ser mujeres; es una realidad que dentro de las redacciones también se vive una serie de violencias patriarcales dirigidas a las mujeres y con las que los hombres se convierten en cómplices, ya sea al ejercerlas o al encubrirlas”. Baste echar un ojo a las redacciones de numerosos medios en México y otras partes del mundo, a los equipos de producción de las televisoras, a los equipos centrales de cualquier película, para darnos cuenta de la poca participación femenina, especialmente en los principales cargos; a su vez, si nos echáramos un clavado en sus nóminas, nos daríamos cuenta de la enorme diferencia entre los sueldos de mujeres y hombres en cargos directivos o gerenciales. Sí, estoy seguro de que se argumentará que ya hay mayor “equidad”, pero, en lo general, falta mucho por hacer. La violencia ejercida contra las mujeres también alcanza estos espacios y no sólo se da a través de presiones psicológicas, insultos o cargas injustas de trabajo, sino que también se encuentran casos de acoso sexual. Con demasiada frecuencia, tales casos son ignorados o de plano borrados por contubernios entre los machirrines que trabajan ahí. Como afirma Ana Paula, dentro “de las redacciones existe un muy marcado pacto patriarcal en donde los agresores asumen que los hombres que los rodean tienen las mismas creencias machistas, clasistas y racistas, por lo que, entre pares, se sienten con la confianza de ‘ser ellos mismos’, lo que significa dejar al descubierto el machismo que, frente a otras personas, no pueden evidenciar”.

Por si fuera poco, las violencias ejercidas contra las mujeres en los medios no se quedan al interior, sino que se proyectan a su vida cotidiana. Como documenta Almudena Barragán en un reportaje publicado por El País en diciembre de 2022, mientras “que los ataques dirigidos contra los hombres periodistas se limitan a su entorno profesional, los realizados contra las colegas periodistas en su mayoría van acompañados de una carga misógina y sexista que buscan su silenciamiento. Para ello se busca acabar con su dignidad, menoscabándolas en lo más íntimo y personal”. Esto es, amenazando a su familia, a sus hijos, a su integridad. Un informe elaborado por el CIMAC, citado por Barragán, detalla algunas de las agresiones que han sufrido las periodistas: “amenazas de muerte, mensajes con contenido sexual, revelación de información personal e intimidación contra sus familias”. ¿En los ataques a los varones también hay mensajes de contenido sexual? Por supuesto que no, eso viene determinado por el género. Son violencias ejercidas en contra de trabajadores de la prensa, pero, en el caso de las mujeres, son violencias también con sentido de género. Según nos dice Barragán, de acuerdo con los datos “presentados por CIMAC, son las reporteras que cubren la fuente política las que más ataques reciben por hacer su trabajo (un 54,49%) seguidas de las directoras de medios (un 14,86%) y las columnistas (un 8%)”. Y, es justo mencionar, tales ataques no sólo vienen del crimen organizado, sino de grupos políticos y simpatizantes de ellos, como es el caso de las y los periodistas que cubren la fuente de Presidencia, que, según nos cuenta Barragán, han sufrido intimidación y diversos tipos de descalificación de su trabajo, no sólo desde los equipos de comunicación, sino de simpatizantes del gobierno y de su titular. No es tema menor, en verdad y es justo decirlo: el machismo, también está en los medios. Es cosa de nosotros contribuir a erradicarlo. ¿Podremos?   

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Visto 317 veces Modificado por última vez en Martes, 23 Abril 2024 08:46