Un chiste llamado Javier Lozano

Un chiste llamado Javier Lozano
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado 

Han pasado más de 48 horas desde que Javier Lozano Alarcón se apuntó desde la Ciudad de México para competir por la candidatura panista al gobierno de Puebla en 2024.

Este poblano arrogante y majadero no ha sido capaz de cosechar una sola expresión de simpatía o beneplácito entre liderazgos de ese partido tras el arranque grandilocuente del miércoles pasado.

El PAN, que carga además con el pecado de haberse aliado con las peores expresiones de la esfera partidaria como el PRI y PRD, deberá llevar sobre los hombros a personajes repudiados como este bufón de los poderosos.

Lozano Alarcón alcanzó su mayor exposición mediática en el sexenio presidencial de 2006 a 2012, cuando fue secretar de Trabajo y Previsión Social.

Podría concluirse que fueron demasiados males los que heredó Felipe Calderón luego de haber asaltado la presidencia en 2006, y uno de ellos fue su compañero de pupitre en la Libre de Derecho.

Esta figura grotesca de la escena pública ya había acariciado ser candidato, cuando el fallecido Rafael Moreno Valle lo placeó, justo en el año de 2011, previo a la celebración del Grito de Independencia en la que ambos -Moreno Valle y Lozano- cometieron la patanería de desplazar al edil de ese periodo, Eduardo Rivera Pérez, del balcón en el que se reproduciría la arenga de Miguel Hidalgo.

Grosería por razones variadas, de entre las cuales destaca la más obvia: el presidente municipal en turno suele ser anfitrión del Ejecutivo en esa fecha, sin embargo fue desplazado por un personaje por el sólo mérito de estar cercano del gobernante del momento.

No es ocioso recuperar esa escena bochornosa, pues dibuja con precisión quién es el personaje que aseguró en su carrusel de medios en la Ciudad de México, venir a salvar a Puebla.

Proclive a la lisonja por el poderoso sin distingo alguno -Calderón, Peña, Meade, Moreno Valle-, desprecia a quienes no encajan en el estereotipo de éxito político y empresarial.

No obstante algunos de los personajes para quienes no regatea elogios desproporcionados están en la lista de delincuentes de cuello blanco.

Los fracasos obtenidos en elecciones pasadas, cuando ha jugado para cargos de elección popular han sido un signo del desinterés que su figura política despierta en el electorado

Desde aquel 2000 en que se estrenó con el mas sonado fracaso como candidato priista a una diputación federal, a la fecha, el rechazo que vive es exactamente proporcional a la verborrea y arrogancia que lo acompañan siempre.

Podría tratarse de un mal chiste la escena en la que decidió apuntar su interés por gobernar, otra vez, el estado en el que nació, pero que ha visto de soslayo salvo cuando ha tenido interés particular.

No puede ser cosa de risa la probabilidad de que un manipulador profesional como Carlos Alazraki acompañe en esta nueva aventura de un personaje que se especializa en la polarización del discurso como el propio Lozano Alarcón, a quien no se le puede ubicar como conservador, sino como el vulgar convenenciero de siempre.