parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Retirar las fotografías de mujeres y hombres desaparecidos, que habían sido colocadas en la zona arbolada del Zócalo de la capital, entraña mucho más que el solo acto de esconder a la vista de paseantes esas impresiones en papel.
Por una torpe iniciativa de algún funcionario menor, ignorante o insensible, asumió que era buena idea retirar del escrutinio general un conjunto de imágenes que retratan en más de un modo el resultado de un largo periodo de oprobio, que ha cobrado a la sociedad una muy alta factura por la larga estela de omisión o complicidad entre el poder público y grupo delincuenciales.
Doña María Luisa Núñez Barojas, del colectivo Voz de los Desaparecidos, dijo ayer que fueron contactados por la oficina del presidente municipal, Eduardo Rivera, para deslindarse del acto cobarde de haber intentado silenciar una demanda legítima que consistía en recordarnos a todos que existen mujeres y hombres que aún no llegan a sus hogares ni a los regazos de las familias, dolidas por la ausencia inexplicable.
Hace exactamente un año, la señora que coordina a madres y padres que no han dejado de buscar a sus familiares y amigos, habló con el autor de la columna pues se cumplían cuatro años de la ausencia de su hijo Juan de Dios, a quien la tierra parece habérselo tragado en un perímetro que popularmente se le conoce como el Triángulo Rojo.
“La desaparición está relacionada con la guerra entre dos líderes delincuenciales: el Bukanas y el Kalimba, dos personajes que pelearon la plaza y el control de la extracción del huachicol”, dice el texto publicado por el autor de la Parabolica.mx.
Era el resultado de un periodo sombrío en el que los gobiernos de Rafael Moreno Valle y de Antonio Gali Fayad, ambos cobijados por el Partido Acción Nacional, dejaron correr el fenómeno delictivo que bañó con sangre esa porción de tierra poblana y luego se extendió hasta la capital y San Martín Texmelucan.
Una forma de ilustrar la dificultad que supone combatir a los grupos delictivos dedicados al robo de combustibles se explica a la luz de la explosión de una toma clandestina en San Pablo Xochimehuacán, el último día del mes de octubre, con un saldo de cinco personas sin vida.
Todo eso pareció ignorar el funcionario menor que en la capital ordenó retirar la proclama silenciosa de las familias de personas no localizadas y de las que esta mañana habló la titular de Gobernación, Ana Lucía Hill Mayoral.
El ayuntamiento de Puebla corrigió a tiempo. No es posible pretender ignorar el dolor y la soledad en la que cada una de las madres y de los padres de quienes no han vuelto, sean revictimizados por nuestras instituciones públicas.
En mala hora que el servidor público, que trabaja en la gestión municipal, a la que no se le puede catalogar de improvisada, pues el edil arrastra experiencia de gobierno, padezca la pena de no encontrar a una madre, padre o hijo bajo cualquier circunstancia. No es deseable para nadie, incluyendo a los personajes más insensibles.
Hace un año, de acuerdo con información del colectivo Voz de los Desaparecidos, se tenía un cálculo de mil 400 personas no localizadas y algunas de ellas tienen años sin volver a sus respectivos hogares. Ninguno de los Gobierno tiene el derecho de ignorar esa dolorosa realidad.
@FerMaldonadoMX