Lozano, siempre del PRI

Lozano, siempre del PRI
Jesús Olmos
Máscaras Javier Lozano Alarcón

Máscaras escribe Jesús Olmos 

Muchos episodios de su laaarga carrera política evidencian a Javier Lozano Alarcón como lo que es, pero muy pocos lo retratan tan bien como aquel en el que se ungió bajo el manto de ser un Rebelde del PAN.

Junto a Ernesto Cordero, Roberto Gil, Salvador Vega y Jorge Luis Lavalle (ahora preso), se volvió alfil del tricolor, partido que lo vio nacer, sin dejar su militancia panista, jugando chueco, al puro estilo de la casa.

En aquella época, de la que todavía hay muchas piezas faltantes de cómo se construyeron reformas y se hicieron tratos con maletas y, dicen, con altas dosis de dinero efectivo, Lozano fue más priista que Ávila Camacho.

En aquellos años, Lozano se sentaba a la mesa por igual con azules, amarillos y con rojos, acomodaticio, bocón y zalamero del poder.

Un día criticaba al Nuevo PRI, esa secta priista que llevó a Peña Nieto y un grupo de gobernadores jóvenes al poder, al otro día se unía a ellos encabezaba su defensa desde el escaño senatorial y jugaba contras a su propio partido.

Fustigó hasta el cansancio al candidato a la presidencia Ricardo Anaya Cortés, siendo panista, y luego acusó que eran otros personajes los que sembraban la división y el encono entre quienes manejaban el partido.

Si la mañana amanecía azul criticaba a los Duartes, los llamaba los trogloditas del poder y, al día siguiente si el cielo pintaba rojo, justificaba que, desde las Secretarías de Hacienda, Desarrollo Social y Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, le haya jugado al ciego entre tanto político con hambre insaciable de poder.

A Javier Lozano, se le ubica también entre los más recordados secretarios del calderonismo. Pasará a la historia como aquel que siempre buscó defender incansablemente las causas… pero de los patrones, antes que las de los trabajadores.

Pudiera ser que en realidad, Lozano nunca dejó al PRI o el priismo nunca abandonó la política siniestra que hacía, hace y probablemente hará Javier. 

En las últimas horas anunció que regresa a Puebla como un “flamante refuerzo” de cierto sector de personajes ligados al PAN. Sin embargo su descrédito ha provocado que no haya sido bienvenido por todos, porque hasta en este partido dejó una innumerable estela de perjuicios y daños.

Un grupúsculo de morenovallistas en su mayoría sin cargos de dirección en la dirigencia estatal le han recibido y abrazado, contrario al sentir de una enorme cantidad de la población que lo reconoce y lo conoce por lo que es.

En las redes sociales lo siguen llamando Saco de Pus, lo recuerdan dueño de una huachicamioneta. Aseguran que es el prócer del prianista bien hecho, es inmortal su frase en voz de un empresario chino: copelas o cuello. Fue el sepulturero de Mexicana, rentado para atacar con rabia al mejor postor, genuino perseguidor de periodistas, el que dijo que si le bajaban el sueldo necesitaría robar para sobrevivir… el vocero efímero de Coparmex vuelve a casa, mientras que sus oponentes lo celebran.

@Olmosarcos_