La venganza

La venganza
Alfredo González
Pan y circo

Pan y circo escribe Alfredo González 

Debo confesar que es la segunda época de Todos Santos y Fieles Difuntos que me pone tan nostálgico. Y más cuando estamos a unos días de una Copa del Mundo y es precisamente ahí donde tengo uno de los mejores recuerdos con mi papá.

Sentado en la sala, bajo el vitral de colores que en temporada de lluvias goteada sin cesar, con corcholata en mano mi madre me dio un periódico para ver si éramos afortunados ganadores de Pepsi para ir a la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994. Esta historia es la que me gusta contar y es que mis padres arreglaron todo para que pareciera que habíamos ganado el premio. No sé realmente si así sucedió así pero lo que importa es que ese junio viajamos al máximo torneo de futbol.

Nos dirigimos a Orlando para ver México contra Irlanda. El viaje contó con varios matices que debería puntualizar. El primer día, el chamaco no quería salir de la alberca para ir a Disneyworld, sí a Disneyworld. Todo se trataba del encanto de una niña de 8 años güerita, con un acento que me había cautivado. Mi padre, ya molesto con mi berrinche lanzó el comentario lapidario, “ni te entiende, no habla español”. El ceño fruncido y la decepción amorosa me duraron hasta entrar al parque. Caminamos, corrimos, entramos a muchos juegos y yo creo que mi padre, a quien ya se le veía el cansancio hasta en las orejas, hubiera preferido quedarse en la alberca. El trajín al que lo expuse fue brutal. Quería que fuéramos, ¿no?

Por la noche llegó mi venganza. En el restaurante del hotel, papá batallaba para pedir una malteada y una pizza. La mesera estaba al borde de la carcajada con el paupérrimo inglés y me lance a matar, “pa, la mesera se llama Dulce, habla español”. Ante el ridículo, don Arturo se puso rojo, lanzo el famoso ‘chingao’ y la señorita afirmó, “sí, soy de Costa Rica, ¿qué desea ordenar?”.

Dicen por ahí que el que ríe al último ríe mejor y la terminé pagando. Llegando al estadio, encontré a Enrique Bermúdez, el famoso ‘Perro’. Me escabullí entre la multitud y al verlo, le pedí que me tomara una foto con mi ídolo. Y el recuerdo es con lo único que puedo comprobar tal momento. Sí, el ‘Perro’ salió entero en la foto y de mí solo se ve el copete al estilo Jorge Campos.

 

Por Alfredo González