El empeño de Armenta y su nueva encomienda 

El empeño de Armenta y su nueva encomienda 
Fernando Maldonado
Alejandro Armenta

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

La escena es elocuente, quizá haya sido registrada hace casi tres lustros. El columnista no lo registró con precisión, el tiempo en la memoria suele borrar datos precisos, pero ilustra el talante de quien la tarde de este domingo protestó el cargo como candidato formal de Morena al gobierno del estado.

Era el candidato de hoy, quien como operador de una campaña de ayer desfilaba por una larga hilera de teléfonos dispuestos en un war room luego de una fracasada campaña política, para agradecer a cada uno de los coordinadores y operadores en los municipios poblanos por el trabajo realizado.

Desataca el empeño de ese empeñoso orquestador de, al menos, tres campañas a gobernador por dejar para luego el proceso de duelo por la derrota política a cambio de hablar personalmente con quienes soportaron la estructura de aquellos años para arengarlos a no claudicar en la arena pública.  

No solo no se permitió, al menos en las horas inmediatas al tropiezo aquel, espacio para el desánimo, sino que asumió costos y lideró hasta en la derrota. 

Fue un accidente afortunado haber hurgado en ese salón dispuesto porque el reportero que escribe esta entrega no era invitado, pero la suerte del oficio de hace 15 años permite dibujar a quien la totalidad de los consejeros del Movimiento de Regeneración Nacional ungieron como su abanderado.

El trance aquel atestiguado en primera persona permite entender porque fue Alejandro Armenta el candidato del partido político más joven del sistema de partidos en México y el de mayor crecimiento electoral en América Latina y no otro.

Desde hace años que se hace acompañar de un cronómetro que marca minutos, horas y días para el cumplimiento de cada una de las metas que se ha propuesto alcanzar: como candidato al Senado, como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta; y como competidor para la nominación que este domingo consolidó.

Alguien especializado en la conducta humana podría encontrar detrás de ese empeño el asomo de la neurosis y es probable. Pero también denota la dedicación que pone en cada una de las tareas que se le han encomendado.

La puntualidad en un cronómetro exige oficio, profesionalismo y cierra toda posibilidad a la improvisación y el error. Es pues altamente probable que a la hora en que el Consejo Estatal del Movimiento de Regeneración Nacional lo haya votado por unanimidad, el contador de tiempo en su habitual cronómetro haya comenzado un nuevo ciclo en esa métrica puntual: la planeación de la campaña, la metodología y su ejecución hasta el día “D”.

La hoja de vida del candidato de Morena al gobierno de Puebla ofrece sombras y luces. Como jefe de campaña o dirigente de partido acumula tropiezos, pero igual cuenta victorias cuando su propio nombre aparece en la boleta, como ocurrió hace 31 año cuando fue presidente municipal de Acatzingo, el primer cargo de elección por el que compitió en un plebiscito.

La tarde de ayer que el Consejo Estatal coreó al candidato “gobernador”, “gobernador” muchas de las estampas que ilustran su hoja de vida habrán pasado en secuencia, para sí mismo y ante quienes lo han acompañado en esa larga travesía mientras el cronómetro ya marca sin pausas el ritmo para llegar a la encomienda más difícil: la gubernatura.

 

@FerMaldonadoMX